Hoy 
PARIS, EFE .- La temporada invernal terminó ayer de vestirse de gala en la cuarta y última jornada de desfiles de alta costura de París, celebrados en medio de inesperados nubarrones, lluvias y tormentas.
Clima ideal para unas prendas que serán portadas durante el otoño-invierno 2007-2008, creadas por una treintena de modistos, de los que sólo ocho son miembros de pleno derecho de la Federación Francesa de la Costura.
Tres de ellos, además de ser grandes firmas, están respaldados por el talento de inmensos modistos. El primero, John Galliano deslumbró de nuevo el lunes con sus diseños, inspirados en grandes pintores de la historia del arte, para conmemorar el 60 aniversario del primer desfile de Christian Dior y su década al frente del destino artístico de la casa.
Sin llegar a tener rayos y truenos, su «baile de los artistas», organizado parcialmente al aire libre, siempre en honor a Christian Dior y abierto con una fiesta flamenca al estilo de la Feria de Sevilla, en la Orangerie del palacio del Rey Sol (Luis XIV), se prolongó hasta el alba bajo persistentes y oscuros nubarrones.
Los mismos que estallaron al día siguiente, antes, durante y después del desfile de Chanel, quien para la ocasión había invitado a su público a otra bella Orangerie, la del Dominio Nacional de Saint Cloud, más cerca que Versalles, pero lejos del centro de París, al otro lado del periférico que circunda la ciudad. Allí donde la mujer del invierno que viene, aérea y volátil, portó a menudo botas por encima de la rodilla para estilizar aún más la ya delgada y casi alada silueta femenina dibujada por Chanel.
El tercer gran nombre de la alta costura francesa, Jean-Paul Gaultier, que ultima los detalles para abrir su primera tienda en la India, presentó otro no menos resplandeciente desfile titulado «Princes et Maharajas».
Christian Lacroix, que celebró veinte años al frente artístico de la firma bautizada con su nombre, continúa la lista de ocho grandes nombres de la moda francesa de lujo. También se mantiene en liza Givenchy.
