La ALTA COSTURA sigue viva

La ALTA COSTURA sigue viva

EFE. Reportajes. La gran revolución que sufrió la moda a nivel internacional en la década de los cincuenta estuvo protagonizada por la llegada del “prêt a porter”, que supuso un periodo de democratización a nivel social.

Las prendas comenzaron a fabricarse en serie, con patrones que se repetían y que llegaban a un público mucho más amplio. La alta costura fue desplazada por esta nueva forma de creación, “listo para llevar”, a la que se sumaron grandes nombres de la costura.

Desde entonces han pasado muchos años en los que la alta costura ha sufrido diferentes vaivenes, pero siempre ha estado ahí. Esta presencia es cada vez más importante, como se ha podido apreciar en la Semana de la Alta Costura de París.

Que Karl Lagerfeld en su desfile para Chanel Alta Costura saque una novia embarazada, la modelo neozelandesa Ashleigh Good, o que Jean Paul Gaultier opte por una novia vestida de negro y con barba, la de la cantante austríaca ganadora de Eurovisión Conchita Wurst, son meras anécdotas en unos desfiles en los que los destacados diseñadores del panorama internacional han trabajado duramente. Y este trabajo ha dado sus resultados, como es el caso de Karl Lagerfeld, que ha creado para la temporada otoño-invierno una colección impecable tanto en su diseño como en su ejecución. Al contrario de lo que ocurre con el “prêt a porter”, en la alta costura no existen tendencias claras cada temporada, ya que cada diseñador marca la impronta de su firma.

Así ocurre con la colección de alta costura imaginada por Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli para la emblemática firma italiana Valentino.

Valentino recubrió prendas enteras con plumas, construyó abrigos de corte impecable, remató en flecos una falda cortada en tablas y forzó los drapeados.

Turbadores salones. El modisto francés Franck Sorbier recreó un turbador salón de velas, alfombras, lámparas de araña y piano de cola, por el que se pasearon prendas inspiradas en poetas como Arthur Rimbaud, Paul Verlaine o Paul Valéry.

Diseños en frambuesa, berenjena, ladrillo, violeta o ciruela, con fruncidos y volantes que evocaron el siglo XIX o la moda “gipsy”.

Por su parte, Maison Martin Margiela despertó al mundo de la moda con una Alta Costura que rescata diferentes objetos y tejidos con solera para darles una nueva vida en esta exclusiva serie.

Rojo, negro y blanco. Sólo tres colores bastaron a Giorgio Armani para construir una colección volcada en los volúmenes esféricos. Rojo, negro y blanco compusieron la exclusiva paleta que la firma italiana contrastó en bloque, en fusión, en superposición o en degradado. Sobriedad de trajes de chaqueta y pantalón en blanco o negro, con incursiones en lugares escondidos y estratégicos de la única tonalidad roja de Armani.

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