La alta tecnología y la difamación

La alta tecnología y la difamación

Hace pocos días, a propósito de ver en los medios de comunicación a un grupo de legisladores protestando frente al Congreso como una acción preventiva para evitar el posible intento de soborno a sus colegas para facilitar el proyecto de modificación constitucional tendiente a facilitar la reeleción presidencial, le comenté a un periodista amigo que se estaban viendo hechos inimaginables. El comunicador me respondió: no es que hay muchos hechos nuevos es que estamos en la era de la comunicación electrónica, en la época en la cual gobiernan las redes y las informaciones llegan mas.
Aunque no comparto estas afirmaciones en su totalidad, creo que nadie duda que las vias electrónicas de comunicción han revolucionado y multiplicado por cantidades difíciles de determinar la velocidad y cantidad de personas que reciben un mensaje determinado.
Estas circunstancias han generado que también los ataques al honor de las personas por las llamadas redes sociales se difundan a la velocidad de un rayo. Caulquier usuario dispara una falsa noticia, una expresión que hiere el honor o la dignidad de alguien y estas noticias vuelan como pájaros sin destinos limitados, tocan cualquier puerta u oido y luego por más que se intente recogerlas la tarea puede ser infructuosa.
La ley ha debido encargarse de poner cierto freno a esta conducta. De ahí que la ley 53-07 se organizó para sancionar los delitos de alta tecnologia. Mucha gente atrevida que hacen uso irresponsable de los medios electrónicos de comunicación para dañar la reputación de los demás, han debido rendir cuenta ante un tribunal penal. No escapan a estas previsiones los delitos de difamación y el de injuria cuando se cometen por los medios electronicos en lugar de los medios tradicionales. Prudencia con las redes.

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