La alternativa hidroeléctrica

La alternativa hidroeléctrica

Pinalito y Palomino, por solo citar dos ejemplos, constituyen alternativas hidroeléctricas que deben inspirar al Gobierno a aumentar el énfasis en energías renovables que aprovechen el alto potencial hidrográfico del país.

Particularmente la presa de Pinalito, en Constanza, cuya terminación apenas espera que el Congreso apruebe un crédito de 68 millones de dólares, permitirá un ahorro de 350 mil barriles de petróleo por año y una generación de 157 megavatios. Su terminación está programada para noviembre de este año, siempre dependiendo de la aprobación de los recursos. Palomino, en San Juan, está pautada para el 2010.

La alternativa hidroeléctrica permite, además de la ventaja de producir energía a bajo costo,  controlar y aprovechar para producción agrícola un potencial hidrográfico que en este país va a parar al mar sin sacarle utilidad. Es la solución más provechosa que pueda aplicarse en un país cuya economía está sometida a fuertes presiones por los precios del petróleo y sus derivados.

Vistas las cosas desde esa vertiente, es recomendable que se agilicen los detalles financieros pendientes para la terminación de Pinalito y que se inicie un programa nacional de pequeñas presas que aporten energía al sistema, como parte del plan oficial  para generar 300 megavatios con plantas hidroeléctricas. Es el momento de las energías renovables.

Recursos contra las drogas
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa, ha llamado la atención sobre la necesidad de actuar para evitar que el narcotráfico convierta el país en un estado de terror. El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez aconseja la adquisición de equipo de interdicción. Ambos pronunciamientos tienen sobrada justificación, por hechos tan dolorosos como las ejecuciones de Paya, en Baní, o la vinculación de militares con el narcotráfico.

No hay duda de que hemos perdido tiempo en la lucha contra el tráfico de drogas y le hemos permitido infiltrar instituciones y ganar influencia. No se puede permitir que a fuerza de tanto repetir las macabras escenas de las ejecuciones, el país pierda la sensibilidad y la capacidad de asombro por las acciones del narcotráfico. Se requiere invertir lo necesario en equipos, preparar personal humano y diseñar  estrategias efectivas contra este negocio que amenaza la propia integridad de nuestro Estado.

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