La alternativa más factible

La alternativa más factible

Por las razones que fuere, el país no logró acoger a plenitud desde el principio las oportunidades que el DR-CAFTA garantiza a los países compromisarios. Aunque al entrar en vigencia ese pacto ya exportábamos hacia Estados Unidos más del 80% de nuestros productos, no ha habido cambios sustanciales en nuestras ventas hacia ese país en función de las facilidades contenidas en el tratado. Problemas de competitividad y falta de valor agregado nos colocan en desventaja relativa ante competidores de Centroamérica, itsmo con el que mantenemos un déficit comercial muy pronunciado y que nos lleva ventaja en el mercado estadounidense.

Ahora que se aproxima el desmonte a tasa cero de los renglones agropecuarios que ingresan al país desde los países socios en el DR-CAFTA, es oportuno que los sectores público y privado asuman una posición unificada en la búsqueda de diversificación y mejora de nuestra oferta exportable. Ese es el mérito del llamado que a estos propósitos ha hecho el ministro de Agricultura, ingeniero Luis Ramón Rodríguez, al hablar como orador invitado al almuerzo de la Cámara Americana de Comercio. El Estado, como facilitador, y las organizaciones empresariales, tienen que trabajar unificados para tratar de mejorar las ventajas comparativas que tiene el país en la competencia dentro del DR-CAFTA. Es la alternativa más idónea y factible que tenemos ante el gran reto comercial.

UN  TABÚ DE ALTO COSTO SOCIAL

Cortapisas de varias índoles, pero fundamentalmente dogmáticas, han hecho de la educación sexual en las escuelas un tabú que nos está saliendo muy caro en términos económicos y sociales. Cada año, el Estado gasta más de 2,100 millones de pesos en partos de al menos 500 mil adolescentes que dan a la luz en clínicas y hospitales. Entre estas muchachas con embarazo precoz predominan las iletradas y las que jamás han recibido educación sexual en una escuela.

Es una omisión terrible el hecho de que solo un poco más del 9% de nuestras escuelas incluyen educación sexual en sus programas de enseñanza. En vez de regla, esos centros son una excepción que se ha impuesto contra viento y marea, haciendo caso omiso del tabú de la enseñanza sexual. Somos un país que avanza en tecnología de punta pero que mantiene en el atraso a su población más vulnerable.

 

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