La amenaza es cierta

La amenaza es cierta

Una cosa piensa el burro y otra el que lo apareja. Acostumbrados a un tipo de quehacer político más descarado, más abierto, más brutal, más peligroso, entendemos, decimos y creemos que el candidato demócrata a la Presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama, puede ser asesinado en cualquier momento antes y si llega a dirigir la Casa Blanca.

La sociedad norteamericana, que tantos buenos y altos valores posee, esta marcada por la violencia que forma parte de la siquis del pueblo.

Desde la conquista del oeste en adelante, la violencia forma parte de la vida de los estadounidenses quienes han intervenido en más de 100 países.

Cada vez que su fuerza armada interviene dentro de su país es tan temida como una fuerza de ocupación extranjera.

La historia viene de viejo: aquellos que huyeron de la persecución y la intolerancia se convirtieron en grandes consumidores de personas como instrumentos de trabajo, que no otra cosa era la esclavitud en Norteamérica.

Razones económicas  provocaron la guerra civil de 1861 a 1865, en la cual el norte industrial buscaba expandir el mercado para sus productos, mediante la conversión de los esclavos en obreros pagados, que de inmediato se unirían a la legión de consumidores.

Pero no se dijo eso. Se dijo que se buscaba la liberación de los esclavos. Se sublimaba de ese modo lo que era una operación económica.

Largos años de soportar vejámenes, de buscar brechas para avanzar, de demostrar que los negros también eran seres humanos, produjeron cambios en líderes que entendieron que había llegado la liberación para los afro-norteamericanos.

En la música, en las ciencias, en la investigación, en la cátedra, en la guerra, en las artes en general, en la medicina, el derecho, la economía, en todas las ramas del saber se destacan los negros desde que se les permitió ejercer derechos que, aunque consignados en su Constitución, eran letra muerta. Nunca los blancos norteamericanos se han visto en la necesidad de producir una asonada en provocara la intervención de la Guardia Nacional.

“Ni la esclavitud ni la servidumbre involuntaria existirán en los Estados Unidos o en cualquier lugar sujeto a su jurisdicción, salvo como castigo por un delito del cual la persona haya sido debidamente convicta” dice el texto de la Constitución de Estados Unidos.

Dos siglos después sabemos que los esclavos ejercían  una “servidumbre voluntaria”.

La palabra se usa para encubrir la verdad, para empañarla, para cortejarla a favor de la mentira.

Barack Obama y sus consejeros saben que el candidato está en peligro de muerte todo el tiempo. Ya hay amplias experiencias.

Lee H. Oswald, acusado de asesinar al Presidente Kennedy, era “un vengador solitario”,  el que hirió a Reagan era un despechado enamorado de una linda actriz de Hollywood.

Primero lo matan luego interviene la justicia, el senador termina el período de gobierno y esconden las evidencias para mostrarlas en el año 3 mil.

¡Ojalá esté equivocado!

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