Las amígdalas son ganglios linfáticos ubicados en la parte posterior de la boca y arriba de la garganta. Estas glándulas  normalmente ayudan a eliminar las bacterias y otros microorganismos que pueden provocar infecciones en el cuerpo.

Pero al ser atacadas por muchas  infecciones bacterianas o virales,  se hinchan e inflaman, y causan la amigdalitis, que a quien más afecta es a los pequeños de la casa: los niños.

Síntomas. Según la revista “Prevenir”, las personas que tienen las amígdalas inflamadas, normalmente presentan dificultad para tragar, dolor de garganta que dura más de 48 horas, fiebre, dolor de oídos y cabeza.

Estos síntomas   por lo general mejoran a los dos o tres días de iniciado el tratamiento, cuando  la infección está curada.

Los padres deben valorar el estado físico de su hijo antes de visitar al especialista. Como primera medida se recomienda  darle el medicamento   habitual para aliviar la fiebre y el dolor y suministrar mucho líquido al niño. Pero, si la fiebre no remite en dos o tres días, es conveniente llevarlo al médico para que le indique el tratamiento adecuado.

Tratamiento.  Si la infección es causada por una bacteria, puede tratarse con antibióticos; si la provoca un virus, el propio organismo lucha contra la infección.

Si el caso es que las amígdalas   se infectan repetidamente o inflaman dificultando respirar, muchas veces la solución es la cirugía, pero los otorrinolaringólogos sólo operan en ciertos casos. Uno de ellos es cuando se producen apneas del sueño (pausas en la respiración) porque el tamaño (debido a la inflamación) de las amígdalas dificulta la oxigenación del niño cuando duerme.