La angustia

<p>La angustia</p>

ATAHUALPA SOÑÉ
El ser humano es el ser vivo con mayor capacidad de absorber enormes cantidades de presiones de índole diferentes. Dichas presiones pueden lograr ocasionarles distintos trastornos emocionales y además lograr agregarles sentimientos profundos, los cuales no son muy entendidos por él mismo. Dentro de los innumerables trastornos que pueden aquejar al hombre podemos mencionar la angustia.

La angustia, es un sentimiento ocasionado por al acumulación de presiones y una amalgama de sentimientos confusos que llevan al hombre a un estado emocional de intranquilidad, ansiedad, y en extremos casos hacia enfermedades mentales.

Se ha podido decir, que la mente humana es capaz de producir en el organismo humano diversas dolencias y trastornos, es decir, que puede llegar a enfermar el cuerpo, a través de un estado angustiado dentro de un período excesivo de la angustia.

La angustia influye en el aprendizaje humano con marcada prontitud, tales ejemplos los podemos encontrar en los jóvenes estudiantes ante los exámenes, donde el tema llega a influir en el momento de desarrollar el examen, en dominando el tema en cuestión, pero su estado de angustia no les permite expresar de manera correcta sus conocimientos.

La angustia se encuentra caracterizada por sentimientos de peligro, tensión y perturbación, haciéndose acompañar de reacciones del sistema nervioso. Puede expresarse a través de otras fuentes, tal como el temor.

Muchas pueden ser las causas que suscitan la angustia. Freud pensaba que la angustia surgía por dos situaciones:

1.- En respuesta a peligros reales.

2.- Como anticipación del castigo.

La psicología entiende que la angustia es algo que se aprende, sobre todo por condicionamiento, y en grado menor, por observación e imitación de los temores de los demás.

Gran parte de los elementos que sostienen los estados angustiosos, surgen por las creencias, actitudes o percepciones de la persona o concepto del mundo cuando entran en conflictos entre sí.

Los estudiantes angustiados se quejan de que la angustia les impide prepararse bien para los exámenes. A través de la asignación de tareas diversas de aprendizaje, los psicólogos han analizado como se comportan los estudiantes en situaciones de angustia.

En realidad, la relación de angustia-aprendizaje resulta sumamente compleja.

Las personas que se consideran a sí misma muy nerviosas o hipersensibles a los estados angustiosos, por lo general resuelven mejores las tareas de aprendizajes sencillas, que aquellas que informan ser poco nerviosas.

En tanto una situación diferente, en las tareas de aprendizaje complejas, las personas muy sensibles a los estados angustiosos, resuelven peor dichas tareas, que quienes se consideran más serenas.

Se han realizado investigaciones al respecto, en donde al parecer no es la angustia la que afecta el rendimiento de los estudiantes, sean nerviosos o no; lo que afecta los resultados son las aptitudes para las tareas intelectuales.

La psicología posee programas dirigidos hacia la ayuda de los estudiantes nerviosos a fin de vencer la angustia.

No debe causarnos sorpresa alguna que dentro del ambiente en que se desarrollan la mayoría de nuestros jóvenes se presentan casos típicos de angustia. Esto así por las presiones ejercida en nuestro medio dada la permeabilidad de la frágil protección que ofrecen muchas de nuestras instituciones frente a la marginación, los estados de pobreza, crecimiento y aumento del consumo de drogas, influencias extrañas a nuestra cultura, etc., a todo esto hemos de significar que los estados angustiosos tienen muchas puertas por donde penetrar hacia el interior de nuestros jóvenes.

Como ya se ha señalado en reiteradas ocasiones, uno de los elementos conectivos de carácter preventivo-evitativo, es la educación. Esa educación apoyada en los principios y valores patrimoniales, que dirijan a nuestros futuros dirigentes por senderos amplios de visualización segura y firme para nuestro mañana.

Todo lo antes expuesto nos permitirá contar con verdaderos dirigentes en cuyo interior exista la base de una personalidad sólidamente forjada y que por tanto traduzca sus actos tanto públicos como privados, libre de contaminaciones, arrastradas y albergadas desde la impronta formación que le otorga un medio nada promisorio.

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