La anorexia en el anciano: soluciones simples para un problema difícil

La anorexia en el anciano: soluciones simples para un problema difícil

La anorexia nerviosa es una de las patologías propias de los adolescentes que más preocupación ha suscitado en los últimos años. Sin embargo, la juventud no es el único colectivo que se ve amenazado por esta dolencia. Ya sea por depresión, por los efectos secundarios de algunos tratamientos, la falta de movilidad o debido a otras patologías asociadas, la anorexia en el anciano tiene como gravísima consecuencia la desnutrición. Muchas veces las soluciones más simples pueden dar un giro al estado de salud del mayor.

El porqué de la anorexia en los ancianos encuentra su explicación en diferentes causas:

La depresión, fruto de la soledad por la pérdida reciente del cónyuge.

Como efecto secundario de tratamientos farmacológicos.

La falta de movilidad. Cuanto menos ejercicio hacen, menos apetito tienen.

Debido a otras patologías o problemas de salud asociados.

Esta diversidad de orígenes aumenta aún más la importancia de definir en primer lugar la causa para llevar a cabo un mejor abordaje de la enfermedad. Cuando la causa radica en la administración de un tratamiento, sustituirlo o cambiar las dosis puede ser suficiente. Sin embargo, si el paciente tiene una depresión lo primero que habrá que hacer es tratarla. A veces las soluciones más sencillas pueden valer para los problemas de la nutrición.

Medicamentos específicos como la digoxina, utilizado en el tratamiento de las enfermedades cardíacas, la levodopa, propio de los enfermos de Parkinson, o muchos antibióticos y quimioterápicos pueden derivar en anorexia por sí solos, o bien por un uso indebido de los mismos.

Por eso es recomendable siempre hacer un seguimiento por parte del Médico. Un fármaco que puede ser eficaz a la dosis justa, si el paciente se excede en cantidad puede llegar a provocar anorexia.

[b]ES UN CÍRCULO VICIOSO[/b]

Existe toda una serie de problemas en la salud del anciano que también pueden ser causa indirecta de anorexia. La xerostomía o sequedad de la boca, la disfagia o simplemente tener la dentadura en mal estado dificultan hasta tal punto la nutrición que pueden hacer que el mayor acabe perdiendo el apetito y deje de comer. El principal problema de todo esto es su consecuencia: la desnutrición.

Algunas de las recomendaciones que dan los expertos para evitar que el envejeciente llegue a ese estado son:

Intentar que coma lo más concentrado posible, no se le pueden dar comidas muy voluminosas. Por ejemplo, si se toma un puré añadirle leche en polvo o un chorro de aceite para que alimente más.

No beber agua durante de las comidas para que no se llene el estómago. Hacerlo fuera de las mismas.

Si tiene problemas de deglución se recomienda un vaso de agua fría antes de comer porque estimula este reflejo y el de masticación.

Si tienen la boca seca no tomar alimentos salados, sino comidas húmedas y blandas.

Tener una higiene extrema en la boca porque al cambiar la composición de la saliva (debido a la xerostomía) son mucho más propensos a sufrir caries y otras infecciones bucales.

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