La antihistoria dominicana

La antihistoria dominicana

La versión de la antihistoria en República Dominicana comenzó desde la llegada de los españoles, cuando los aborígenes creyeron que eran dioses y les entregaban a sus mujeres para que tuvieran el honor de tener sexo con un dios. Y siguió así a lo largo del tiempo y solo voy a referirme a algunos sucesos, como aquel que llevó a la despoblación de nuestros pueblos costeros en 1605 y 1606 que generó la colonia francesa al occidente de nuestra isla y que hoy todavía muchos europeos y norteamericanos creen que los invasores fuimos nosotros, quienes nos habríamos apoderado de esta parte de la isla, perjudicando a la nación haitiana.
Dando otro salto, nos encontramos que en 1822, Jean Pierre Boyer fue aclamado como libertador en los pueblos dominicanos, cuando ocupó esta parte de la isla, porque la gente desconoce que esta población ha sido tan manipulable, que canta y baila al son de la música que le toquen. Y otro salto más y llegamos al proceso democrático, donde este mismo pueblo que es reeleccionista, se ha encontrado con una clase política tan hipócrita, que dice ser antireeleccionista por principios, pero que lleva cuatro períodos reeligiéndose en una de las dos cámaras o en un ayuntamiento. Así de simple.
Pero el caso más notable es el del trujillismo puro y simple. El trujillismo que no es una ideología, sino un método rastrero, arbitrario, terrorista, criminal y el fenómeno más antihistórico de todos, que como estilo de gobernar, se hizo prácticamente genético en el dominicano, a fuerza de la más alta expresión del terror, que eliminó la conciencia ciudadana y personal, reforzó el complejo de “ponerse chivo” del dominicano a su máxima expresión a través de su aparato ideológico enfocado en las trasmisiones de radio y TV de la entonces Voz Dominicana. Tal como hizo Lilís, sin radio ni televisión.
De modo, que muerto Trujillo, en el imaginario colectivo, Trujillo estaba vivo, escondido, esperando que salieran los comunistas para liquidarlos a todos. La frase de “Dios y Trujillo” se quedó grabada en el subconsciente dominicano y 50 años después le dicen a este pueblo que Trujillo no murió el 30 de mayo, sino que muchos años después falleció tranquilamente en Francia y se lo creen. Ese superhombre que vive a la “diestra del padre”, sigue siendo objeto de adoración y añoranzas con rezos y misas diarias a estas alturas. Ahora salen con que Johnny Abbes está vivo en New York, y naturalmente también se lo creen. Es nuestro antihistoricismo en acción, en estos cerebros enfermizos que creen que los huevos hervidos todavía sacan pollo. Pura paranoia.

Más leídas