Los resultados en salud, de la apertura laboral y económica que involucró a más de millón y medio de personas en su primera etapa, tendrán que ser analizados luego de 15 días a partir del pasado miércoles 20 de los corrientes, y a la luz del número de casos de coronavirus que se contabilicen sobre la media del presente.
De la evaluación seria y objetiva de los resultados obtenidos, dependerá el que se pase a la segunda parte del plan diseñado con miras a la activación definitiva de la economía del país, o se tendrá, forzosamente, que dar marcha atrás con todo lo que eso representaría en el ámbito económico político y social para el pueblo.
Como señalaba en una entrega anterior, nunca como ahora el destino inmediato de este pueblo depende en gran medida de la conducta personal y responsabilidad de cada uno de los ciudadanos sin importar categoría social, política o económica, quienes deben ceñirse a las normas pautadas por los organismos competentes en tiempos de crisis.
Los partidos y agrupaciones políticas, la sociedad civil, los sindicatos, el empresariado, las iglesias, los medios de comunicación y sus líderes de opinión, deben aunar esfuerzos con las instituciones oficiales en la promoción de las normas de alejamiento social, uso de mascarillas e higienización constante de las manos.
Es momento de dejar de lado las diferencias políticas que tanto nos dividen y aunar esfuerzos para que el país pueda continuar recuperándose de una crisis que de profundizarse, daría al traste con todos los avances que hemos alcanzado, afectaría el proceso eleccionario próximo y las posibilidades de enrumbarnos por mejores caminos como nación.