“La Aplanadora” le hizo daño al Gobierno de Bosch

“La Aplanadora” le hizo daño al Gobierno de Bosch

Teófilo Quico Tabar

Antes de la toma de posesión del presidente Juan Bosch en febrero del 1963, algunos voceros del PRD comenzaron a hablar de la Aplanadora. Eso repercutió en todo el país. La gente lo interpretó como presagio de que cancelarían a todo el mundo de la administración pública, y que los perredeístas ocuparían los puestos. Lo que provocó mucha preocupación y temor.
Cabe recordar que luego de la desaparición de la tiranía trujillista, el país fue gobernado por el Consejo de Estado, y muchas personas de procedencia anti trujillista, o recomendados por ellos, ocuparon cargos de diferentes niveles en el gobierno y sus empresas. Esa gente también comenzó a sentir temor por la Aplanadora.
Meses después de la toma de posesión de Bosch, el Ayuntamiento de la Capital realizó un acto en el que se le entregarían las llaves de la ciudad al conocido actor mexicano Mario Moreno (Cantinflas). Algunos de los empleados de la Corporación Azucarera Dominicana, hoy CEA, que estábamos fungiendo como directivos de la naciente Asociación de Empleados Azucareros, fuimos invitados a dicho acto.
Acordamos ir y aprovechar la ocasión para tratar de hablar con Bosch sobre la Aplanadora que inquietaba tanta gente. A través del señor Octavio Cabrera, mejor conocido como Cabrerita, colaborador cercano de Bosch y además padre de nuestro compañero de labores y gran amigo Fidias Cabrera, logramos conversar con el Presidente.
Le explicamos que como la Asociación de Empleados tenía la misión de velar por la empleomanía azucarera, estaba recibiendo mucha presión porque continuaban llegando docenas de cartas haciendo sustituciones y nombramientos. Y le llevamos varias pruebas.
Bosch no solo se molestó, sino que dijo que eso no contaba con su anuencia. Le sugerimos hablar con los dirigentes partidarios y con los funcionarios para que le pusieran freno a eso, porque estaba creando pánico. Lo agradeció y dio garantías de que lo iba a hacer.
En la industria Azucarera Estatal, que fue el caso específico que le tratamos a Bosch, independientemente de algunos cargos administrativos, la mayoría de los empleados eran esencialmente técnicos. Llevaban años laborando y no tenían que ver con política. No solo en la oficina principal, sino en los ingenios azucareros. La verdad es que en la Azucarera no se produjeron grandes despidos o sustituciones.
Sin embargo, la Federación Nacional de Empleados Públicos e Instituciones Autónomas (FENEPIA), que dirigía José Estrella Jacobo, de la que Fidias, hijo de Cabrerita también era alto dirigente, fue reiterativa en la denuncia contra la Aplanadora. Bosch llegó a reunirse con ellos y les autorizó un espacio en Radio Televisión Dominicana.
De todas maneras, la Aplanadora le hizo mucho daño a la imagen del gobierno de Bosch, sin él estar de acuerdo. Y como ironía del destino, FENEPIA, que se enfrentó al gobierno argumentando despidos masivos en determinadas dependencias, sucumbió con el Golpe de Estado.
La experiencia indica que lo relativo a empleos, así como denuncias de privilegios en la administración pública, aún siendo injustas y sin ser responsabilidad del presidente, puede afectar su imagen.

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