La Argentina y la crisis

La Argentina y la crisis

Como es ya clásico, en los debates entre economistas siempre se identifica el año en el que supuestamente comenzó una crisis, dónde se inició el estancamiento en relación con las Cuentas Nacionales (PIB), sosteniendo unos, en la literatura económica que circuló en ese entonces, en el caso de Argentina, que el responsable de la crisis era el déficit comercial, señalando que este era un desequilibrio fundamental, estructural e insostenible y otros, remitiendo la crisis a la nueva clasificación de las Cuentas Nacionales en 1993, en dicho país, la que permitiría ampliar la capacidad de endeudamiento de esa nación.

Independientemente de los argumentos de cada sector, la Argentina vio su deuda externa crecer a una velocidad sin paralelos, financiando en parte, en esa década de los noventa, su déficit con la venta de activos, emisiones de bonos, etc., centrándose la polémica entre economistas argentinos, en torno al comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB), apuntando unos, que el PIB de 1992 no habría sido de US$ 153 millardos, sino de US$ 227 millardos. En ese entonces, con un deuda externa de unos US$ 55 millardos, lo que resultaba en un coeficiente de 24.2 por ciento, al dividir los US$ 227 millardos entre los US$ 55 millardos de la deuda externa contraída a esa fecha, dando eso luz verde, supuestamente para endeudarse a una mayor velocidad.

Frente a esa posición, otros economistas sostenían que es esos años noventa, en Argentina, que eso era falso, porque inducía a pensar que dicho país, tenía unos de los índices de endeudamiento más reducidos de Latinoamérica, sosteniendo los adversarios de ese enfoque, que el PIB de Argentina, calculado a una tasa de cambio de $ 2.27 pesos por dólar, daba un PIB de alrededor de US$ 100 millardos y asumiendo una deuda externa de US$ 70 millardos, el coeficiente de endeudamiento rondaría el 70 por ciento, un muy alto grado de endeudamiento.

Todo lo anterior, condujo en esa década de los noventa en Argentina, a otra polémica relacionada con dicho tema, que provocó acalorados debates, ya que aparentemente, no se quería diferenciar, entre la deuda pública interna en dólares y la externa, ya que las autoridades de turno en ese entonces, no clasificaban como deuda externa, los bonos vendidos en el país a sus ciudadanos, los cuales eran honrados en sus pagos, dándole prioridad frente a la deuda externa.

El quid del debate en Argentina, en esa década de los noventa con la aplicación, entre otras medidas del Plan de Covertibilidad para un grupo de economistas, era demostrar sistemáticamente, que los índices de endeudamiento externo, estaban entre los más reducidos de la región y para otros, entre los más altos de Latinoamérica y que toda deuda pública en dólares, tenía que clasificarse como deuda externa.

En el fondo del debate sobre el tema, por diferentes economistas argentinos, equivalía sencillamente a que unos postulaban que la política económica debía sustentarse en el endeudamiento y otros, en un sano desarrollo de las exportaciones, para generar divisas, necesarias para financiar las importaciones de bienes y servicios como el servicio de la deuda externa.

Ya todo eso se olvidó. Argentina, pasó por lo que economistas norteamericanos definieron como estar viajando en primera clase, pero directo hacia el infierno. Después de esa larga crisis, Argentina, está recuperando el dinamismo de su economía, pero sólo Dios sabe, el precio pagado debido al agrietamiento del tejido social en ese país, por las políticas económicas aplicadas en la década de los noventa.

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