La arquitectura en torno a las cuevas

La arquitectura en torno a las cuevas

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
El premio obtenido por el arquitecto Marcos Barinas por su trabajo en la Cueva de las Maravillas (Primer Premio y Medalla de Oro en Arquitectura de Paisaje) en la «Bienal Internacional de Arquitectura Miami + Beach 2003», llamó la atención de muchos arquitectos y técnicos del diseño tanto en la República Dominicana como en los más de 30 países que participaron en esa bienal en los Estados Unidos.

Ese premio, que enmarcó a la República Dominicana en un alto relieve nunca antes logrado, significó para la arquitectura mundial la focalización de un aspecto poco manejado anteriormente al vincular la protección de un recurso natural y cultural de relevancia con la intervención arquitectónica del más alto nivel.

Pero por otro lado, abrió una puerta de oro a la visión de la arquitectura dominicana vinculándola con los sitios que se protegen en razón de su importancia cultural y necesidad de conservación para dar seguimiento a la investigación actual, garantizar la investigación futura y asegurar el disfrute estético de las generaciones por venir, e igualmente, aprovechar sus posibilidades como recurso económico en la lucha contra la pobreza en la República Dominicana.

Otro proyecto que puede ganar otro premio mundial de arquitectura es el de las Cuevas del Pomier: «Pomier, Capital Prehistórica de las Antillas». Este proyecto busca rediseñar el entorno comunitario de las 55 cuevas del Pomier convirtiendo la zona en una ciudadela modelo dotada de electricidad, calles empedradas, sistema sanitario, acueducto funcional, centro de salud, escuelas para los distintos niveles de educación y una escuela de artesanía de carácter nacional para la elaboración de obras a partir de los diseños originales igneris y taínos que hay en las cuevas.

La «Capital Prehistórica de las Antillas» se proyectaría como un núcleo poblacional económicamente autosuficiente, con su propia agricultura, ganadería y complejo ecoturístico, teniendo como centro de atracción el sistema de cuevas del Pomier y los yacimientos de la antigua población indígena que existen en la zona. Sus edificaciones para alojamiento de turistas, restaurantes, rutas turísticas, conexiones con otros destinos ecoturísticos (como es la ruta de los ingenios entre Engombe y Nigua) y el sistema de transporte organizado hacia San Cristóbal y Santo Domingo, harían de esta zona no sólo un destino turístico de primer orden por su importancia y cercanía con la ciudad Capital, sino también un modelo caribeño de manejo de un sitio arqueológico y rupestre de importancia mundial.

Y en este proyecto, la arquitectura juega un papel estelar para adecuar el entorno con el manejo y protección de las cuevas y el arte rupestre aborigen que guardan; levantar la identidad entre las culturas aborígenes que utilizaron las cavernas y la cultura que ahora las rodea; incorporar la arquitectura vernácula sin descuidar la seguridad de los habitantes; hacer de esta Capital Prehistórica el destino cultural más completo y más atractivo de la región caribeña.

Demás está decir que la provincia de San Cristóbal no tendría mejor jalón hacia la lucha contra la pobreza que tener en su territorio a la capital de lo que fue el centro de expansión de la cultura Taína hace más de mil años.

La «Capital Prehistórica de las Antillas» dispararía el movimiento turístico hacia San Cristóbal, reforzado además con la «Ruta de los Ingenios Coloniales», también en su territorio, y la oferta de turismo de montaña representado por el arranque de la Cordillera Central desde El Pomier y Cambita.

La primera etapa de este Proyecto está a la espera de ser terminada. La Cueva No. 1 de El Pomier –la única que sería habilitada– ya tiene sus caminerías, luces interiores, baños, plantas eléctricas y oficina, solo faltan unos detalles para ponerla a funcionar. Luego seguiría la carretera que subiría desde La Toma para separar la ruta turística de la ruta de los camiones mineros.

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