La arrogancia

La arrogancia

[b]Señor director:[/b]

El pueblo de los Estados Unidos ha reaccionado con estupor, alarma e indignación ante las torturas y abusos sexuales de prisioneros iraquies por soldados estadounidenses, en una siniestra prisión famosa precisamente, por las torturas y ejecuciones durante el régimen de Saddam Hussein: Para un ciudadano común y corriente de los Estados Unidos, tales abusos son absolutamente inimaginables. La propaganda en su país y su educación les enseñan desde temprano, a creer que ellos son los libertadores, los que ponen fin a la opresión y a las violaciones de derechos humanos en otras naciones donde se abusa de la gente y sencillamente, no pueden aceptar que sean ellos los opresores, los violadores y los torturadores. De ahí, la reacción de rechazo generalizado de tales crímenes y el interés de los legisladores en esclarecer los hechos y establecer los responsables en la cadena del mando militar.

En la reunión celebrada con los miembros de un Comité Especial de la Cámara de Representantes, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld fue sometido a una lluvia de preguntas inteligentes. Sin embargo, en el interrogatorio, Rumsfeld admitió, total responsabilidad por ser el primero en la cadena de mando, aunque dijo desconocer las fotografías de los crímenes que circularon desde enero en estamentos inferiores del mando militar.

Ya importantes medios de difusión lo culpan y reclaman su renuncia y también, algunos legisladores pero Rumsfeld se niega a hacerlo y Bush rechaza destituirlo.

Tales actitudes constituyen un gravísimo error político pues si Rumsfeld renuncia o Bush lo destituye, éste último se liberaría de responsabilidad, demostrando a sus ciudadanos y al mundo inequívocamente, lo que intenta hacer con palabras. Es decir; que rechaza los horrendos actos y que son impropios e incompatibles con la moral de su país, por lo que los sanciona con rigor, comenzando con el primero en cadena del mando. Inmediatamente, la presión disminuiría, generando un estado de alivio general.

En cambio, la arrogancia de Rumfield y de Bush avivaría las protestas y extendería la responsabilidad a Bush, que como comandante en jefe, es realmente, el primero en la cadena del mando. Bush debió haber leído los consejos de Maquiavelo al Príncipe para ocasiones similares. No haberlo hecho así, lo condena por lo menos, a perder las próximas elecciones y no saca la mancha sobre las Fuerzas Armadas de su país lo cual no solo influiría en la guerra de Irak y en la percepción del Imperio que tiene el mando sino que causaría un gran malestar entre los militares que no encuentran honorable ni aceptable una conducta semejante. Bush se enredaría mucho más y no solo con el hilo de esa madeja. Su conducta predecible sería recurrir a nuevas agresiones y a nuevas amenazas terroristas en los Estados Unidos, en Irak u otros países del mundo para desviar la atención y proyectar una imagen de triunfador.

Atentamente,

Pedro Manuel Casals Victoria

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