Tokio. La artista nipona Megumi Igarashi, conocida como la “artista de la vagina”, insistió hoy en que su obra no constituye ningún delito tras haber permanecido detenida una semana acusada de vulnerar la ley japonesa que prohíbe distribuir material “obsceno».
La escultora e ilustradora de 42 años, que trabaja bajo el alias de Rokudenashi-ko (“chica mala»), puso en marcha el pasado septiembre una iniciativa de “crowdfunding” (financiación colectiva) en la red con objeto de recaudar fondos para construir un “kayak” en forma de aparato reproductor femenino.
A los donantes, la artista les enviaba un enlace que garantizaba el acceso a datos digitales que permitirían reproducir sus genitales con una impresora en tres dimensiones, por lo que la policía nipona la detuvo el pasado 13 de julio bajo la acusación de violar la ley que prohíbe en Japón la distribución de material “obsceno».
En una rueda de prensa celebrada hoy en Tokio, la artista consideró que su arte, al que ha bautizado “deco-man” (contracción de un término que en japonés significaría “vagina decorada»), “no va a perjudicar a la sociedad japonesa y no viola la ley contra obscenidad».
“La vagina es parte importante del cuerpo de las mujeres y está relacionada, por ejemplo, con el parto o la menstruación. Mi obra tiene mucho éxito entre mujeres. Las mujeres tenemos muy pocas oportunidades de pensar en esta parte del cuerpo”, defendió Igarashi.
La escultora, cuya obra y detención han atraído la atención de medios de todo el mundo, también confesó que hace años sometió esta parte de su cuerpo a una operación estética que después lamentaría. “Pensé que mi vagina era rara, y al final me di cuenta de que era lo más natural del mundo y que no tenía nada de raro”, admitió.
También detalló la dureza con la que fue tratada durante los 6 días que pasó en el centro de detención. “Aunque no tenían claro si era o no una criminal, me trataron como si lo fuera”, relató Igarashi, que estuvo esposada en varias ocasiones y a la que solo se le permitió el aseo corporal dos veces en los seis días que estuvo presa.
Durante los interrogatorios, la escultora tuvo que explicar a los agentes en qué consistía exactamente el sistema de “crowdfunding”, el cual desconocían.
Según uno de sus abogados, Takashi Yamaguchi, se le volvió a pedir que asistiera a un interrogatorio al día siguiente de ser puesta en libertad.
Sin embargo, sus letrados pidieron a la policía, que antes de volver a interrogar a Igarashi hablara con ellos e investigara a fondo el caso.
La escultora admitió que teme volver a ser detenida y procesada. De ser declarada culpable, Igarashi podría ser condenada a una pena de hasta dos años de prisión o multada con 2,5 millones de yenes (18.260 euros o 24.600 dólares).