Los movimientos huelgarios y los paros de los profesionales agropecuarios habían llevado intranquilidad y desasosiego en la estructura del sector. Los promotores más agresivos que dirigían el gremio de los técnicos, la Asociación Nacional de Profesionales Agropecuarios (Anpa), eran Juan Chalas, Ramon Almánzar y Simon Santiago, mientras que otros dirigentes como Quilvio Cabrera, Leandro Mercedes, Adriano Sánchez Roa, Juan Rosario y Víctor Hugo Hernández, (Tito), representaban al sector liberal.
En una reunión celebrada en el local del Patronato Nacional de Ganaderos se plantearon alternativas dirigidas a buscar solución definitiva a los paros y marchas de los agrónomos, tanto en la oficina principal de la Secretaria (hoy Ministerio) de Agricultura, como en las regionales de agropecuaria y sucursales del Banco Agrícola, además de las frecuentes ocupaciones de las oficinas del Congreso, en el Centro de los Héroes.
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Una de esas alternativas fue formar una plancha de equilibrio, con el propósito especifico de evitar la ascensión de Chalas a la presidencia de la Anpa, profesional que estaba reputado como especialista en la organización de movilizaciones de masas y protestas públicas.
Y es así como surge a la palestra el nombre del joven y fogoso gremialista, nativo de San Cristóbal, Tito Hernández, que para la ocasión, marzo de 1988, ocupaba una posición de quinta categoría: encargado de la subzona agrícola de Bayaguana y Los Llanos.
Como parte de la estrategia gubernamental se dispuso el traslado de Tito al departamento de Extensión, en la sede central en Santo Domingo, y se impartieron instrucciones de proveerle todo el apoyo logístico, de suerte que pudiera desplazarse por todo el territorio en busca de la presidencia del gremio y mantuviera contactos permanentes con los incumbentes de las instituciones agropecuarias, que eran Pedro Bretón, Manuel Amézquita y Sánchez Roa, que actuaban por sí y en representación de Luis Toral, secretario administrativo de la Presidencia, y Noé Sterling, director de Inespre. En apenas semanas desaparecieron las movilizaciones y ocupaciones de locales patrocinadas por la Anpa y Adia, y los directivos de esas entidades, Hernández y Sánchez Roa, fueron incorporados a los famosos encuentros con “churrascos y filetes”, que todas las semanas ofrecía a los periodistas el representante local del IICA, Gilberto Páez.
El ultimo día que Tito pasó como “subalterno” fue el 26 de febrero de 1991, ya que al día siguiente, al filo del mediodía, el presidente Balaguer lo designa director del Instituto Agrario. Desde su nueva posición Hernández emprendió una agresiva ofensiva dirigida a alcanzar la dirección de la cartera de Agricultura, y las reuniones y encuentros con los técnicos eran frecuentes, siempre promoviendo la conveniencia de girar en torno a la figura del partido de Balaguer.
Es así como se convoca a un acto masivo en el hotel Fiesta para el ingreso de conocidos profesionales del agro al PRSC, y meses después se anunciaba el nombramiento de Tito en Agricultura, en sustitución de Nicolás Concepción. En su lugar en la dirección del IAD le sustituyó su recomendada Mayra Féliz. Después de secretario Hernández fue escogido como Senador por su provincia de San Cristóbal, 1994-98.
Este 4 de octubre, fecha conmemorativa del día del agrónomo, Víctor Hugo Hernández será juramentado como nuevo presidente de la asociación de los profesionales agropecuarios para un período de dos años.