Desde el momento en que el Presidente Medina en un encuentro con la prensa respondió iracundo: “De que corrupción usted me habla? Dígame!”, habiendo jurado que en su gobierno le bastaba para combatir la corrupción el simple rumor público. Desde entonces la capacidad de asombro del pueblo dominicano desapareció.
La Marcha Verde le tomó la palabra y ha sido exitosa su trayectoria. Harta de tanta indolencia y abusos, la del pasado domingo superó todas las expectativas, acrecentando la lucha contra la corrupción y la impunidad. Un millón, una enorme muchedumbre de diversos sectores, de todas las edades, de diferente condición social, cumplió su cometido. De la capital y del interior, conscientes de su deber ciudadano, de manera espontánea, la multitud acudió al llamado, siendo el torrentoso aguacero caído a lo largo de la caminata, estímulo para vigorizar y reverdecer el espíritu del Movimiento Verde.
Una virtud del PLD y su gobierno, es causar asombro. De ahí las visitas sorpresas, que a nadie sorprende; inauguraciones de escuelas y reparación de hospitales que recogen la sonrisa del corte de cinta; El teleférico que mira desde el aire al cielo por el vértigo que produciría mirar hacia abajo.
Ver la miseria de cada casucha triste de tabla, cartón y zinc carente de todo, porque eso no es noticia. Tampoco asombra la rutina de los préstamos tomados y el endeudamiento público cada vez más gravoso, o que el Congreso apruebe con ligereza mecánica, sacando de ultratumba la esperada ley de partidos, negociando los intereses creados. Igual que los diputados que, aterrados, rechazan abrir una investigación en el caso denunciado por Faride Raful. ¿A quién pudiera sorprender tales sucesos?
Sendas publicaciones aparecidas de la noche a la mañana en costosos espacios pagados, sí son sorprendentes. Maravillosos, y no deberían serlo. El primero (Hoy, 8 de agosto, Págs. 6A y 7B.) suscrito por el Ministerio Administrativo de la Presidencia bajo el título: “Seis años de gestión eficiente y Transparente”. “Ética, Transparencia y Rendición de Cuentas.”
La eficacia, la transparencia institucional reluciente durante la gestión administrativa de Danilo Medina. Eso asombra. También el otro bombazo (11 de agosto, 4 páginas afanosamente ilustradas para eufemísticamente dar a conocer al pueblo como regalo del gobierno “Los Grandes Logros Dominicanos” (2012-2018) El verdadero sentido de ambas entregas no es otro que contrarrestar el impulso, contagioso, apoteótico que la Marcha Verde ha impuesto a la lucha reivindicadora contra la corrupción y sus autores.
Neutralizar o detener el paso agigantado del Movimiento Verde y propósito de ponerle fin al comportamiento licencioso, deshonesto y criminal contra el bienestar del pueblo ante los colosales fraudes y despojos escandalosos de Odebrecht, Punta Catalina, el CEA, los Tucanos, Los Tres Brazos y otros tantos que asfixian nuestro país, provocan asombro, indignación y justo reclamo de justicia; ese contragolpe publicitario lo que revela es desesperación y el miedo desatados en ese sector por el Movimiento Verde, por los indignados y eso es peligroso.
No “todos vivimos bien”, mi señora. Los pueblos se rebelan ante la “desfachatez de los políticos” como diría alguien que nadie podría tildar de fabulador o contestatario.