La asunción de Leonel Fernández

La asunción de Leonel Fernández

POR CARMEN CARVAJAL
La «papa» que el presidente electo Leonel Fernández recibirá mañana , lunes 16 de agosto, del saliente mandatario Hipólito Mejía ciertamente está tan caliente como lo afirmara hace pocos días el propio presidente de la República.

Y es que la República Dominicana que Fernández gobernará durante los próximos cuatro años, no se parece a la que recibió de Joaquín Balaguer el 16 de agosto de 1996. En esta ocasión, comparativamente,  no se traspasa un avión listo para despegar, sino más bien una vieja guagua con problemas en el motor, la transmisión, sin gomas, sin combustible; hasta la carrocería luce bastante deteriorada.

Esta vez se trata de una economía en crisis, con retos para las nuevas autoridades que lucen casi imposibles de solucionar.

Los apagones, el alto costo de la vida, la deuda externa, el déficit del Banco Central, el transporte público casi paralizado, al igual que los hospitales de Salud Pública y del Seguro Social, son algunos de los problemas que, sazonados con unos elevadísimos precios del petróleo y sus derivados, parecen una carrera de obstáculos casi imposible para Fernández y su equipo.

A esto se añade la mala calificación que dan al país las empresas evaluadoras internacionales, algunas de las cuales estiman que el país deberá declararse en cesación de pagos.

UN BUEN INICIO

Durante los primeros dos años de gobierno del presidente Hipólito Mejía la economía dominicana marchó al ritmo ascendente que la caracterizó la década anterior, con tasas de crecimiento de 7.76% en el 2000, 4% en el 2001 y 4.29% en el 2002.

El gobierno saliente aplicó reformas fiscales en dos ocasiones, logrando con ello incrementar sus ingresos, y emprendió una política de construcción de pequeñas obras en todo el territorio nacional.

Sin embargo, desde el principio el régimen apostó por el endeudamiento externo, y desde todos los litorales llovieron préstamos con la banca privada, a corto plazo y altos intereses. Se tomó prestado para comprar autobuses, para hacer obras, para armar y vestir a los militares y policías, entre otras cosas.

En septiembre de 2001, unos diez días después de los atentados terroristas contra los Estados Unidos, el gobierno dominicano colocó su primera partida de bonos soberanos por US$500 millones en los mercados financieros internacionales.

Estos bonos, que la ley con los que fueron aprobados señala uso específico para obras públicas reproductivas, calentaron la economía y colocaron para siempre el ojo avizor de los evaluadores sobre la economía dominicana.

Una segunda partida sería colocada al año siguiente, esa vez por US$600 millones.

En el último trimestre del 2002 comenzó el problema con el Banco Intercontinental, que generó la crisis en el sistema financiero. La falta de confianza en el sistema motivó que la gente cambiara sus pesos por dólares, y la salida masiva de capitales, que provocó la devaluación acelerada del peso, lo que a su vez arrastró la inflación y el deterioro acelerado de la calidad de vida de los dominicanos.

La decisión de las autoridades monetarias de devolver su dinero a todos los ahorristas de Banínter, incluyendo a los depósitos en dólares en el off shore, dio origen al déficit cuasi fiscal del Banco Central, que luego se amplió con la venta de certificados de participación.

Estos certificados tenían como destino recoger los pesos con vocación de adquirir dólares. Para atraerlos al Banco Central se ofertaron tasas de interés de hasta 60%.

La crisis desatada a partir de los problemas del sector financiero obligó a las autoridades a acudir al Fondo Monetario Internacional, logrando un acuerdo que se rompió cuando, en agosto, el gobierno re estatizó las empresas distribuidoras de energía Edenorte y Edesur.

La ruptura de este acuerdo provocó más incertidumbre y desconfianza dentro y fuera del país y agudizó la crisis. Se negoció otro acuerdo que el gobierno no ha podido cumplir por lo que está actualmente paralizado a la espera de su reactivación con el nuevo gobierno.

El año 2003, último completo del presidente Mejía, la economía terminó con resultado negativo de 0.4%; la inflación por encima del 42%, la tasa de cambio a más de 50 pesos por dólar.

La situación motivó el cierre de numerosas empresas y negocios y la reestructuración de casi todas, lanzando a la calle a miles de empleados y trabajadores que no han podido recuperar sus empleos.

En el 2003 la deuda externa del gobierno creció en 21.2% respecto al año anterior y cerró en US$5,504.2 millones, con un servicio de US$1108.8 millones. a pesar de lo cual se cerró con atraso en los pagos a los acreedores del Club de París

Aunque estaba prevista una renegociación de esta última deuda, el incumplimiento con el FMI, entre otras razones, han impedido que se concrete este acuerdo.

LO QUE ENCUENTRA

Los últimos datos dados a conocer por el Banco Central no son más auspiciosos para el gobierno que hoy se estrena. En el primer semestre del año la situación ha seguido deteriorándose y el producto interno bruto decreció en -1%.

La inflación en el período es superior a 31%, y anualizada es de 60.35%. A finales de julio los certificados de participación del Banco Central sumaban 89,079.4 millones, de los cuales RD$7,240.8 millones correspondían a depósitos en pesos de Baninter, y 1,845.2 a depositantes en dólares del mismo banco.

Leonel Fernández encuentra también el país prácticamente apagado, con más de 60 por ciento de las generadoras apagadas, debido a un problema de insolvencia financiera que se agudiza cada día, y que requiere de más de mil millones de dólares para su solución.

También encuentra una crisis en el sector de la salud, con los hospitales en ruinas, desabastecidos y con problemas para pagar a los médicos en huelga.

El precio del petróleo ha alcanzado máximos históricos, y este jueves superó los 45.50 dólares el barril, sin que se vislumbre posibilidad alguna de una baja que permita un respiro a los países consumidores netos, como República Dominicana.

Consecuencia de esto es también la escasez de gas propano, imprescindible para las amas de casa cocinar, para los hoteles y restaurantes, es decir, el sector turístico, y para los choferes del transporte público que, con la subida de los precios de la gasolina, lo han adoptado como sustituto.

Fernández se encuentra también conque muchos de los logros de su gobierno ya no son visibles. Es el caso del sistema de transporte público, en franca decadencia debido al deterioro de los autobuses y al alto precio de los combustibles.

El orden logrado en algunas oficinas públicas que reciben público se ha perdido y las calles, avenidas, túneles y elevados están muy deterioradas.

El presidente Fernández se encuentra también con un TLC con los Estados Unidos que, de ser aprobado por los gobiernos de ambos países, podría provocar serios problemas en el corto plazo a la economía dominicana, ya que, según los expertos, los efectos positivos sólo se verán en el largo plazo.

LOS PUNTOS BUENOS

Sin embargo, el presidente electo dispondrá de un sector turístico que se mantiene pujante y en crecimiento, aumento en las exportaciones. También una reducción de la tasa de cambio que, sin embargo, se ha logrado a base de paralizar toda la economía.

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