La autoconfianza e independencia
en los niños

La autoconfianza e independencia <BR>en los niños

El niño no alcanzaba siquiera el año y medio de edad, pero su padre pensó que era el día perfecto para darle una lección de vida: motivarle a valerse por sí mismo y que caminara con determinación hacia él. Era de noche, pero el parque estaba repleto de niños que correteaban y, al parecer, él  quiso que su hijo hiciera lo mismo.

Se levantó del banco y lo llevó consigo hacia un farol, ubicado a una distancia insuperable para una criatura tan pequeña. El padre volvió a sentarse en el banco desde donde llamó a su vástago, invitándole a que llegara  hasta él. El niño lloró, intentó caminar, mas su poca habilidad no se lo permitió. Cayó al suelo y lloró aún más fuerte, mientras su utópico padre insistía en que se comportara “como un hombrecito”. La desesperación lo llevó a arrastrarse, mientras su padre seguía llamándole y su madre, ajena a este mundo, sólo se miraba las uñas.

Luego de vivir una experiencia tan cruel llegamos a preguntarnos ¿Cómo deben manejar los padres la autoconfianza y la independencia en sus hijos? Tendría que haber una mejor manera, pues someter a un niño tan pequeño a tanta presión puede ser contraproducente.

Así opina la psicóloga y terapeuta de familia Claudia Simo, quien dice que un niño de tan corta edad aún no tiene instaurado el sentimiento de seguridad o autosuficiencia.

 Ella explica que en los primeros años de su vida los niños sienten la constante necesidad de tener a sus padres cerca, pues su presencia es la que les hace sentir seguros y muy protegidos.

No obstante, los padres necesitan ayudar a sus hijos a tomar confianza y seguridad por sí mismos. Esto es parte de su crecimiento como individuos sociales, un proceso en el que los padres deben intervenir como proveedores de amor, guía y herramientas que, según la  especialista, son  los tres pilares básicos en la crianza de un niño.

“Nuestro rol como padres debe ser habilitar las herramientas. Un niño que ni siquiera tiene dos años, todavía no posee las herramientas para valerse por sí mismo. En niños muy pequeñitos, incluso una hora de ausencia de sus padres puede ser eterna a nivel conceptual, porque para ellos es casi como si fuera un día sin verlos”, dice la especialista.

El factor autoestima. Según expone Simó, la auto confianza y la seguridad están muy relacionadas con el autoestima, pues el niño con baja autoestima  siempre será una persona insegura e incapaz de confiar en sí mismo. Apunta que el nivel de autoestima de los niños es responsabilidad directa de los padres.

Por lo general, los niños con baja autoestima son hijos de padres autoritarios, sobreprotectores o permisivos.

“Los padres sobreprotectores dan mucho amor. Son los padres que están siempre pendientes de sus hijos, pero llegan al punto de tomar siempre las decisiones por sus hijos, no les dan la libertad de tomar decisiones, de fallar, de cometer errores, de caerse…”, define Simó. Los hijos de este tipo de padres crecen creyendo que no pueden valerse por sí mismos o que no son los suficientemente buenos, porque siempre necesitan ayuda de sus padres. Aunque lo que mueve a sobreprotegerlos es el amor y el deseo de evitarles dolor o sufrimiento, a la larga están deformando la personalidad del niño.

Por su parte, el padre autoritario es aquel que da mucha guía, que tiende a decir siempre cómo se deben hacer las cosas. Es rígido, poco flexible y se enfoca particularmente en evidenciar las fallas de sus hijos. “Es un padre que da cero muestras de amor y entonces el niño también tiene baja autoestima y se siente inseguro”, apunta la especialista.

Los padres permisivos suelen ser aquellos que, por alguna circunstancia, no comparten mucho tiempo con sus hijos y cuando están junto a ellos solo se enfocan en crear un ambiente agradable, pasando por alto situaciones donde se requiere implantar disciplina. Simó señala que si bien es bueno que un padre haga a sus hijos pasar momentos agradables, también es necesario que pueda proveerle seguridad, guías y herramientas necesarias para la vida.

“El padre permisivo incluso tiende a convertirse en el ‘pana full’ de su hijo y eso no puede ser. Los padres tienen que estar por encima de los hijos en la jerarquía familiar”, señala.

La doctora agrega que la clave está en mantenerse “ni tan lejos ni tan cerca”, dándoles la oportunidad a los hijos de cometer sus propios errores. 

Libertad para crecer

Para Simó es necesario que se le dé al hijo la oportunidad de cometer sus propios errores, para que  pueda forjarse en él el sentido de independencia. Esto debe comenzar  desde edades muy tempranas, dándole al niño la oportunidad  de que escoja sus juguetes y de decidir en qué actividad desea pasar su tiempo libre, por ejemplo.

Imponerles patrones sin negociar no es nada saludable. El niño debe tener oportunidad incluso de pelear con sus amigos, porque los conflictos les ayudan a desarrollar herramientas para negociar y socializar con sus iguales.

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