La autocrítica en el PRD y el PRSC

La autocrítica en el PRD y el PRSC

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Los partidos mayoritarios, que se unieron en una infausta alianza rosada para participar y enfrentar al oficialismo en las elecciones de mayo pasado, han celebrado concurridos y animados encuentros para supuestamente auto criticarse, de manera de conocer las causas de su derrota frente al PLD, que salió fortalecido y consolidándose, como el partido a vencer, en las elecciones del 2008.

Los políticos de la oposición, forjaron sus estrategias para derrotar al PLD, en que supuestamente éste había realizado un gobierno opaco en los dos años que llevan en el poder. Además, supuestamente, los candidatos del PRD y PRSC, tenían más arraigo provincial que los del PLD. La ciudadanía tenía otra opinión, y de forma abrumadora, decidió aplastar las huestes congresuales y municipales del PRD y las escasas del PRSC, que en los últimos cuatro años, habían dejado mucho que desear en sus acciones como autoridades, llevando el despilfarro a niveles en que los presupuestos no alcanzaban para nada como lo han hecho al adjudicarse pensiones increíbles para los regidores y legisladores, salvo honrosas excepciones.

Así mismo, el alto nivel de aceptación que todavía conserva el presidente Fernández en el sentir de la ciudadanía, fue un factor de mucho peso para los triunfos de los candidatos peledeístas. Que también se vieron favorecidos por el uso indiscriminado de los recursos públicos para apoyarlos y auparlos. Pero la principal contribución al triunfo del PLD les llegó por el descontento que perdura en la ciudadanía, que recuerda la nefasta gestión del PRD en el período anterior.

Los perdedores patalearon más de la cuenta para justificarse ante sus seguidores y las denuncias de fraude no pasaron afortunadamente de los conatos de revueltas que ellos insinuaron para forzar a las autoridades electorales a desconocer la decisión popular de otorgarle un voto de confianza al PLD. Ahora, tanto el PRD como el PRSC, comienzan a transitar un camino peligroso, de poner la carreta ante los bueyes, al anunciar que elegirían a sus candidatos presidenciales con bastante antelación al evento de mayo del 2008. Los estrategas creen que con tal decisión los salvaría de otra posible derrota, y con bastante antelación para que el elegido se posicione en el sentir popular, si antes no había realizado una labor de proyección cívica y ejecutiva como administrador en el Estado.

La tendencia, tanto del PRD como el PRSC, es basar sus planes en que el dinero podría derrotar al candidato del PLD, que tendrá un sólido posicionamiento con todos los recursos del Estado y más si sostiene el crecimiento económico de los pasados dos años. Por eso se visualiza que tanto las cúpulas dirigenciales del PRD y del PRSC elegirán candidatos con bolsillos alegres para gastar, creyendo que de esa manera embaucarían a la población, que pobre e ignorante, los seguiría como simple oveja hacia el matadero. El PRD y el PRSC quieren ignorar las lecciones que dan los dominicanos en todas las elecciones, que confirman siempre la sentencia del profesor Bosch de “vergüenza contra dinero”.

Proyectar un candidato presidencial, en vista de que los pobladores, tanto en las filas del PRD y del PRSC, se han gastado políticamente o han fracasado cuando han intervenido en otras elecciones nacionales o internas de sus partidos, es una tarea que requiere más de un cofre lleno de dinero. Hay dos factores muy importantes que deben tener en cuenta a la hora de presentar a las aspirantes presidenciales. Una se trata de que la imagen de carisma, integridad y confianza que se ofrezca sea creíble y atraiga al dominicano, que se vería inclinado a apoyarlo, si un determinado candidato mejor posicionado en el inicio de la campaña, en este caso, el del PLD se presente con mejores credenciales y no afectado sensiblemente por el desgaste natural de los partidos en el gobierno.

A la imagen de honradez y de capacidad se le debe añadir la firmeza para continuar haciéndole frente al problema que más nos afecta en la actualidad, que es el aplacado auge de la delincuencia. De todas maneras la lucha electoral sería dura e intensa para mayo del 2008. Muchos creerían que el dinero resolvería el problema para triunfar en las elecciones y volvería a adquirir vigencia aquel slogan de 1978 de que “le cogimos las funditas y no votamos colorao”.

El problema, tanto en el PRD como el PRSC, como muchos analistas han apuntado certeramente, es que los viejos robles, y otros no tan viejos, no quieren ceder sus posiciones. Se creen presidenciales, y sin contar con el apoyo de las bases de sus partidos, se empecinan en boicotear otras aspiraciones, por consiguiente, hundirán a sus partidos en el fracaso por no ceder en sus ambiciones, no solo de poder, sino estar donde hay dinero.

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