La autonomía de los municipios

La autonomía de los municipios

La conmemoración del Día de la Municipalidad encuentra a los gobiernos municipales atados de manos por una pérdida de autonomía que contradice el sentido de la democracia. Sus finanzas están limitadas a una asignación que no reciben completa, pues en los 14 años que lleva vigente la ley 166-03, nunca han recibido la proporción del 10% de las recaudaciones fiscales que les fija esa ley. Pero además, muchos de los ingresos que les corresponden son cobrados y utilizados por el Gobierno Central.
Pero además de la pérdida de autonomía financiera por las causas señaladas, los ayuntamientos dependen de que muchas de las obras municipales las ejecute el Gobierno Central a través de instituciones como el Ministerio de Obras Públicas o la OISOE. Cercenado de la manera que está, el presupuesto municipal no permite impulsar modelos de desarrollo acordes con las necesidades de las demarcaciones.
La Federación Dominicana de Municipios juzga fundamental que se cumpla el mandato de la ley 166-03 y que se confiera carácter de prioridad a la aprobación de la Ley Orgánica de la Administración Local, la Ley General de Residuos Sólidos, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y Uso de Suelo. Es necesario que los municipios puedan desarrollar al máximo sus potencialidades económicas, sociales y culturales.

Es vital prevenir desastres

Los daños provocados en asentamientos humanos por los efectos de los torrenciales aguaceros tienen que inspirar en el Estado criterios de planificación más orientados hacia la prevención de desastres. Está comprobado que algunas comunidades están enclavadas en lugares ostensiblemente peligrosos, susceptibles de ser invadidos por las aguas desbordadas de ríos y arroyos, o vulnerables a deslaves y otras consecuencias propias de los suelos saturados.
Es preciso evitar por todos los medios desastres que pueden ser evitados. Hay que movilizar gente hacia zonas más seguras y en otros casos levantar en las comunidades las obras necesarias para contener o desviar el ímpetu de las aguas. Las lluvias han señalado los lugares de peligro y hay que empezar a actuar con prevención. No esperemos lamentar lo que podemos evitar.

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