La ayuda a Haití y las relaciones públicas

La ayuda a Haití y las relaciones públicas

Los esfuerzos del gobierno y del pueblo dominicanos por ayudar a Haití en su tragedia fueron rápidos y eficaces. Sin embargo, el gobierno no pudo aprovechar ese gesto para llevar a cabo una campaña de difusión internacional explicando lo que se hizo que contrastara con la secular campaña en contra del país por su supuesta forma de tratar a los haitianos.

Lo primero que no hizo el gobierno fue lograr una declaración pública del Presidente Fernández lamentando el desastre y prometiendo ayuda.  Al día siguiente del terremoto la prensa internacional reproducía declaraciones del Papa, Obama, Sarkozy, Preval, Lula, Insulza de la OEA y Ban Ki Moon.  Se podría argumentar que la noche del terremoto el Presidente estuvo en Palacio, hasta tarde, coordinando la ayuda, pero nada impedía que la oficina de prensa la emitiese.

El segundo error fue el no capitalizar la presencia en el país de los más importantes periodistas del mundo para informarles sobre lo que el gobierno y el pueblo dominicanos estaban haciendo.  Una nota de prensa, en español, inglés y francés, llevada a los principales hoteles de la capital, donde estos se hospedaban en espera de transporte hacia Puerto Príncipe, así como a Jimaní, donde pasaron horas en espera de transporte hacia esa ciudad, hubiese logrado que esos periodistas, ante un vacío de información, la utilizasen en sus reportajes internacionales.  Los primeros equipos pesados, los primeros grupos de rescate, los primeros contingentes de comida, todos fueron dominicanos.  Tal vez también los primeros médicos.

Pero todavía hay tiempo para hacer algo.  El gobierno debe preparar un folleto, multilingüe donde se describa la ayuda que envió el gobierno y el pueblo dominicanos, el cual sería distribuido a través de nuestro servicio diplomático, y, sobre todo, a través de la Internet, a las agencias internacionales de prensa y a las ONG.  Allí se explicaría, por ejemplo, que los recursos presupuestales desviados por el gobierno dominicano para ayudar al país vecino, como por ciento de su presupuesto de ingresos fiscales, fueron los más altos del mundo.  Se citaría el porcentaje de la totalidad de las camas de los hospitales públicos del país que fueron utilizados para atender a las víctimas.  Se mencionaría la hora y el día en que cruzaron la frontera nuestros equipos pesados y humanos, comparándolo con la hora y día en que llegaron los contingentes del resto del mundo.  Creemos que ese folleto no debe ser preparado por una agencia del gobierno, por su tendencia a llenarlo de propaganda oficial, con fotos del Presidente, de la Primera Dama, Ministros del gobierno, etc.  Más bien debe ser encomendada por el gobierno a una agencia profesional privada de relaciones públicas.

Otro error estuvo vinculado al tema de los soldados dominicanos bajo la Minustah.  Fue durante una entrevista con un periodista dominicano que por primera vez el Presidente Fernández citó públicamente esa posibilidad.  Aunque desde 1844 ningún contingente militar dominicano ha cruzado la frontera, hacerlo ahora bajo la sombrilla de Naciones Unidas y para un programa humanitario se justifica, siempre que el gobierno haitiano y Naciones Unidas lo autoricen, más cuando nuestros militares, con uniformes dominicanos, ya acompañaron al Presidente cuando visitó a Preval horas después del terremoto.  Esos soldados se utilizarían solamente para acompañar a los convoyes de ayuda entre Jimaní y Puerto Príncipe.  Sin embargo, el Wall Street Journal reportó el 21 de enero, desde Naciones Unidas, que la oferta dominicana “cayó en una confusión  cuando diplomáticos occidentales de alto nivel dijeron inicialmente que Haití había rechazado la oferta”, para luego agregar que se aceptaría un pequeño contingente.  Un subsecretario general de Naciones Unidas ya había dicho el 19 que los dominicanos habían ofrecido 800 militares, pero el día siguiente otro oficial de Naciones Unidas declaró que Haití tan solo había acordado 130 soldados.  Habiendo Leonel Fernández entregado teléfonos satelitales a Preval y a su gabinete, esa confusión bien podría haberse evitado.

Todavía 15 días después no se sabe en qué ha quedado el asunto.

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