Estaba sentado frente al lago Payne Lake en Michigan, buscando y ejercitando la disciplina del ocio sacro, cultivando el tiempo a solas, contemplando la belleza de la fauna y el calmado Payne Lake; en ese contexto ecológico un amigo me envió un video que afirmaba que de las banderas de Iberoamérica la más bella era la de la República Dominicana. En ese momento, al terminar el video un sonido salió del centro de mi ser: ¿…y qué…?
Como dominicano me encanta ver la bandera que un día fue confeccionada por Concepción Bona, Isabel Sosa, María de Jesús Piña y María Trinidad Sánchez, gracias a ellos disfrutamos los colores que hoy contemplamos; sin embargo, la belleza de un símbolo no tiene repercusión ni es proyectada integralmente si no es sustentada por un comportamiento social que vitaliza el espíritu del símbolo. Los símbolos se debilitan cuando la sociedad no respeta el mensaje encubierto de dicho símbolo. Cuando recordamos que el rojo bermellón representa la sangre derramada por los patriotas en las batallas por alcanzar la independencia del país y no respetamos con nuestras acciones ese sacrificio yo digo: ¿…y qué…? Cuando recordamos el azul ultramar que simboliza el cielo que cubre la patria y desde el cual Dios protege y cuida la nación y los ideales de los dominicanos pero nosotros destruimos con nuestra conducta depredadora, oportunista y con un clientelismo que nos dirige a la corrupción, yo digo: ¿…y qué…? Cuando exaltamos el blanco que representa la paz y unión entre el pueblo dominicano, y no podemos disfrutar nuestras calles porque la inseguridad nos quita La Paz, yo digo con fuerza: ¿…y qué…?
República Dominicana conmemora hoy el 159 aniversario de la Restauración
Y volviendo a Payne Lake, un lago que representa la conducta de los visitantes y los residentes; así es, el lago refleja la disciplina, la limpieza, el carácter y el ejercicio colectivo de todos los que conviven en esa área que ahora es más que un lago, es un símbolo que personifica la conducta y la suma de todos los ciudadanos en el área. En la zona donde está Payne Lake podemos caminar de noche sin temor a ser agredidos, podemos nadar en aguas no contaminadas, podemos sentir la presencia de un Dios que no solo está plasmado en un pedazo de tela, está en la naturaleza y lo podemos percibir por sus huellas que El dejó en Payne Lake y donde todos los residentes la proyectan. La
bandera dominicana es bella, pero sería más bella y más real como símbolo si imitamos la conducta de los residentes de Payne Lake, ellos entienden que el lago es de ellos y poseen un nivel de responsabilidad único. ¿De quién es la República Dominicana? Aveces pensamos que es de los partidos tradicionales, de los que tienen el poder político. De la misma manera que Payne Lake es cuidado, también nosotros debemos cuidar a nuestro país; de lo contrario, que significado tendría una bandera bella pero lacerada no por los haitianos o por los Estados Unidos, ¡no!, lacerada por nosotros mismos.
La bandera dominicana es un símbolo que tendrá vida cuando el pueblo dominicano actúe de forma responsable, cuando los corruptos sean desterrados, cuando los cargos electivos no sean comprados, cuando el pueblo disfrute de agua potable en cada rincón del país, cuando nuestros hijos puedan disfrutar nuestras calles de noche sin temor, cuando la educación no sea paupérrima. De lo contrario, yo vuelvo a susurrar: ¿…y qué…?