La barrera que debe funcionar

La barrera que debe funcionar

La contención del crimen integralmente como propone el Gobierno obliga a convertir a la Policía Nacional en un cuerpo verdaderamente tecnificado, abundante de recursos y personal para reacciones de protección ciudadana.

Más allá de la teoría. Urge crear una percepción generalizada de tolerancia cero al delito. Se aspira a que el Estado recupere el monopolio de la fuerza, tarea fenomenal, pues el porte ilegal de armas de fuego supone en la actualidad abundancia de instrumentos letales para la violencia social y la delincuencia, descontrol a subsanar con exhaustiva y permanente incautación de artefactos además de incentivar la entrega voluntaria.

Procede combatir el uso delictivo de motocicletas, efectivas para huir, con extensa intervención de patrullaje sobre usuarios que se mueven en confusión de identidades y antecedentes poblando vías a ser vedadas a quienes carezcan de documentos. Algo más que chalecos con nombres.

El plan contra los feminicidios tiene que basarse en cercanos refugios para mujeres, reeducación a hombres agresivos y contundencia en la aplicación de órdenes de alejamiento.

Combatir los conflictos con la ley en la población juvenil posibilitando el acceso a los aprendizajes de oficios que reduzcan el ocio que incentiva vicios en una sociedad libremente expuesta a la música que alaba desviaciones de conducta, consumo de sustancias ilícitas y bebidas y la práctica irresponsable del sexo.

Marginados de la reactivación

El renacer de actividades económicas en medio de pandemia se debe mucho al ascenso de consumos de la población hacia niveles anteriores a la emergencia sanitaria.

El retorno a puestos de trabajo en industrias, manufacturas de zona franca y polos turísticos alivia la carga que el Estado asumió con asistencia social desde que las parálisis alcanzaron su mayor grado.

Los auxilios permanecen para una fracción de los desplazados calculada en más de 52 mil asalariados, agudamente perjudicados por el rezago en la activación de sus antiguas fuentes de empleos, las más golpeadas por la crisis que incluye aquellas llevadas a la irremediable desaparición.

Para las familias que todavía carecen de ingresos, la salvación reside en subsidios oficiales que por razones humanitarias deberían extenderse más allá del término previsto. Comer o no comer.

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