La basura es un dolor de cabeza para los síndicos de Santo Domingo y de otras ciudades dominicanas, como también lo es para muchos otros países y municipios alrededor del mundo, sin embargo, encierra una potencial riqueza que viene siendo aprovechada por los más desarrollados. Convertir la basura en riqueza tiene, por lo menos, dos beneficios adicionales: disminuye la contaminación ambiental y consecuentemente contribuye a la salud general.
En la basura se encuentran elementos que se pueden volver a usar y otros que no. El primer paso de un manejo adecuado lo constituye separar los que se pueden reciclar: cartones, plásticos, vidrios, etc., los demás se llevan a los vertederos municipales para que con el tiempo se degraden.
Reciclar, volver a usar parte de la basura todavía no se ha hecho una realidad palpable aquí, aunque algunos reconocen su importancia y se hacen esfuerzos en esa dirección. No obstante, al parecer, las inversiones necesarias para instalar una planta clasificadora son cuantiosas y el proceso de educación cívica a la población para que coopere es lento, por lo tanto, también caro, así que ningún empresario se ha decidido a entrar de lleno en ese campo.
En todo caso, resulta importante que un funcionario del nivel de Domingo Contreras, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, esté enfocado en el problema y que inclusive haya realizado cálculos, recogidos por Lery Laura Piña en su artículo: “La basura, industria que la República Dominicana no aprovecha”, de 7 Días, del 2014. Según Contreras, se pierden unos 265 millones de dólares al año, suma apreciable. Sospecho que esta cantidad no incluye los beneficios adicionales a medio ambiente y salud pues son difíciles de cuantificar.
Es posible que el escollo yazca en los costos de arrancada. Para vencer esta inercia, como ha sido en el caso de otras industrias, podría ser interesante que el Gobierno tome la iniciativa con algunos programas, por ejemplo, poner algunos zafacones en centros comerciales concurridos que enseñen al ciudadano a poner los plásticos en uno, los papeles en otro, etc. Muchos empresarios estarían de acuerdo en cooperar para que sus centros comerciales sean pioneros y puedan ser recogidos en reportajes publicitarios. Asimismo, introducir en las escuelas la enseñanza de la importancia del reciclaje.
De hecho, al parecer se están dando pasos en el sentido de llevar el reciclaje a niveles mayores, el artículo citado, dice que en Santiago pronto se lograría reciclar el ochenta por ciento, porcentaje que por el momento me luce alto, si tenemos en cuenta que Alemania está por ese porcentaje. Claro, Alemania es todo un país y Santiago una ciudad.
El periódico HOY reporta que en San Juan de la Maguana la empresa privada en colaboración con el Ministerio de Medio Ambiente y su ayuntamiento anuncian la construcción de un vertedero que sería modelo para el país. Ojalá que sus habitantes cooperen para lograr un cuadro exitoso. Sin embargo, al momento, no parece que se esté instalando una planta clasificadora para separar la basura.
El reciclaje de basura complementado con un vertedero bien diseñado y manejado adecuadamente produce dinero por varias razones: provee materia prima y biogás a la industria. Las envolturas de los productos que compramos regularmente, son reciclables, es decir, al recuperarlos se pueden volver a usar usando algún proceso industrial, por ejemplo, botellas de vidrio se lavan, secan y usan nuevamente pero también es posible molerlas, fundirlas y fabricar nuevas botellas.
En ciertos casos, como en el caso de los plásticos, reciclarlos evita un problema centenario al medio ambiente, ya que ellos pueden tomar hasta quinientos años para desintegrarse en los elementos que lo componen o sea, biodegradarse.