La basura

La basura

La basura es muy buen negocio, basta con que se maneje de manera adecuada para lograr los productos industriales que se pueden obtener de ella. La falta de imaginación, la incuria de los gobiernos, las zancadillas de personajillos enquistados en posiciones políticas importantes, y el te atajo para que pase el mío, contribuyen a mantener el país en las condiciones actuales.

Corría la década de 1960 cuando a la sombra del Banco Nacional, con sede en Santiago y sucursal en Salcedo, se creó una compañía de capital popular con más de 400 socios.

Reunidos unos pesos se decidió invertirlos para que la empresa cumpliera con sus fines de ahorro e inversión.

Se decidió estudiar dos tipos de negocios innovadores que permitirían ahorros y beneficios a los socios y al país.

Se procesaría la basura y se conservaría el ajo más allá de su vida útil de entonces. ¿Qué se haría con la basura?  obtener gas para cocinar y alumbrado y abono orgánico.

Ambos proyectos se los llevó el viento y puede que algunos papeles amarilleados reposen en el fondo de una gaveta olvidada de la oficina del ingeniero Rafael Armando (Fellito) Corominas Pepín.

Sobre el ajo, un experto sugirió su procesamiento en distintas formas: disminuir o eliminar las importaciones del bulbo para que cuando se produjera una buena cosecha extraer el jugo del ajo y pulverizar el bagazo (para llamarlo de algún modo) también se contemplaba otro proceso: convertirlo en pasta.

El doctor Joaquín Balaguer, entonces Presidente de la República, acusaba al Banco Nacional y a su Presidente, el doctor Bienvenido Corominas Pepín, de ser un testaferro de Juan Bosch, de quien sostenía era el propietario del banco. ¡Caradura que era el doctor Balaguer!  

Balaguer maniobró para quebrar el banco que finalmente fue vendido al Bank of America, lo que permitió que los socios del Banco Nacional recuperaran sus capitales aunque se tronchó el sueño de un banco que atendiera a pequeños comerciantes y ahorristas.

Todo lo que signifique innovación es tratado como si quien lo propone fuera un loco o un iluso.

Cuando el ingeniero Ubito Roa del Rosario extrajo gas del basurero de Duquesa no se le prestó la debida atención ni se le ofreció financiamiento para convertir esa basura en un negocio rentable.

Mientras aquí andamos de basura hasta la coronilla, se habla de extranjeros a quienes se les darán todas las facilidade$ que es capaz de conceder este mal gobierno, para que la procesen.

Pero, para información de quienes pensamos que falta todo por hacer, les digo que hay pruebas de carne comestible, creada a partir de la basura.

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