Washington. La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos reenvió el lunes a una corte de apelaciones un caso emblemático relacionado con los derechos de las personas transgénero, debido al reciente cambio de política gubernamental sobre el tema.
Este enfrentamiento judicial conocido como la «batalla de los baños» debe dilucidarse el 28 de marzo por el más alto tribunal de Estados Unidos, que modificó su tono frente al giro de la administración de Donald Trump.
El gobierno anterior, encabezado por Barack Obama, había emitido una circular federal pidiendo al sistema público de educación que permitiera a los estudiantes usar los baños y los vestuarios deportivos del género con el que se identifican, y no en función de su sexo de nacimiento.
La nueva administración del presidente Donald Trump retiró el mes pasado estas instrucciones, una decisión denunciada por las organizaciones de defensa de los transgénero. Corresponde de nuevo a cada uno de los estados federales y a los distritos escolares decidir sobre el tema.
Con la nueva directriz, Trump le dio ventaja a los conservadores, mayoritarios en muchos de ellos.
El lunes, la Corte Suprema revocó la sentencia de un tribunal de Apelaciones que dictaminó que un adolescente llamado Gavin Grimm, nacido con sexo femenino pero que se identifica como varón, podía utilizar los baños para hombres de su escuela secundaria en el estado de Virginia.
El tribunal de Apelaciones actuó en base a las directrices de la administración Obama. El caso fue remitido nuevamente por el Supremo al mismo tribunal de Apelaciones.
La cuestión de los derechos transgénero no concierne directamente más que a una pequeña parte de la población estadounidense. Sin embargo, adquirió una dimensión mucho más amplia, sobre todo bajo la influencia de los argumentos religiosos o de seguridad discutibles.