La batalla de los pollos y huevos

La batalla de los pollos y huevos

Sectores xenófobos enquistados en este lado de la frontera estuvieron frotándose las manos al pensar que el conflicto económico reciente entre la República Dominicana y Haití, terminaría en otro episodio épico como los desarrollados en 1844 en Neiba, Azua y en Santiago. La sensatez dominicana se ha impuesto una vez más a pesar de la estructura mediática  (especialmente medio escrito), la influencia en la ejecución de las políticas migratorias y el espíritu agitador de quienes por años han tratado de vendernos a los hermanos haitianos como nuestros enemigos vecinos.

La batalla de los pollos y los huevos no se les dio. El tema pasa ahora al escenario que pertenece, la diplomacia internacional, aunque debo reconocer que en estos momentos no contamos con los mejores representantes en ese ámbito.

Mientras se redefinen las relaciones comerciales con la República de Haití a través de los mecanismos creados por la democracia y el derecho internacional, República Dominicana deberá penetrar en otros mercados que nos permitan colocar nuestros productos en condiciones competitivas y diversificar así nuestros destinos comerciales, evitando toda dependencia que en el futuro nos pueda crear situaciones similares a las vividas últimamente.

Sin embargo, Haití debe ser visto también como una oportunidad de negocios que no se puede descuidar, es ahí donde nace la necesidad de formalizar el intercambio comercial de las dos naciones. Entre las iniciativas a tomar deberá estar el establecimiento de un tratado de libre comercio con reglas claras que permita a ambas naciones beneficiarse del mismo.

En el plano local, esa eventual formalización sería un reto a ser enfrentado por el empresariado dominicano que está llamado a dar el salto definitivo hacía la innovación industrial, para así colocar el país en condiciones competitivas en a los mercados que participemos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas