Brayan Joel Abreu Rodríguez, a los 3 años de edad diagnosticado con autismo moderado, logró estudiar contabilidad y ayuda a su madre a superar el miedo de dejarlo solo.
A los 3 años, Brayan Joel Abreu Rodríguez no hablaba, lo que preocupaba sobremanera a su madre Marisol Rodríguez. Esta madre llevó al niño a varios especialistas que le diagnosticaron un autismo moderado. Y es ahí donde inicia su batalla para lograr que su hijo pudiera recibir el tratamiento y acompañamiento académico que necesitaba.
Brayan, el segundo de tres hermanos, a los 7 años aún no hablaba. Cuenta su madre que al primer lugar que asistió buscando ayuda fue a la Asociación Dominicana de Rehabilitación, pero debido a la demanda las citas, la de ella se la pusieron muy lejos.
“Entonces haciendo sacrificios, sin poder lo llevamos a un centro privado a darle terapia del lenguaje y del habla. Posteriormente en UNIBE le ofrecieron terapias conductuales”, explicó.
Su diagnóstico hizo que como madre se preguntara ¿cómo se desarrollaría el pequeño Brayan a lo largo de los años? “El primer colegio al que asistió no era un centro especializado, sin embargo hizo todos sus ciclos, y lo mismo en el segundo centro donde realizó el bachillerato. Y le fue muy bien”, dice su madre.
Igualmente cuenta que para entonces Brayan ya había recibido también clases de música, tocando instrumentos como la guitarra y el piano.
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Sin embargo, llegado el momento de realizar estudios superiores, Marisol no estaba segura del ingreso de su hijo a la universidad. Tenía dudas de cómo sería esa experiencia tanto para Brayan como para el resto de la familia.
“Ay, uno había pasado tanto durante sus años de formación… el tema de las tareas, la socialización… y ahora la incertidumbre que fuera a ese mundo de adultos”, dice.
Y, como es sabido, una de las características del trastorno del espectro autista (TEA), causado por un desorden complejo en el desarrollo del cerebro, es la dificultad en la socialización y la comunicación.
La ruta a la universidad
Luego de que Brayan Joel Abreu Rodríguez culminó sus estudios secundarios, duró dos años en casa, pero continuando con sus estudios de música.
Posteriormente, su hermano pequeño Stiven ingresó a la universidad y mientras Brayan acompañaba a su madre a recogerlo al salir de clases, le expresa sus deseos de entrar a la universidad.
En ese sentido la dudosa madre le propone ingresar al Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), a lo que el joven se niega.
“Investigó y me dijo que no lo engañara, que es un centro técnico y que él desea ir a la universidad”, cuenta como anécdota.
Recuerda que él mismo buscó información y le expresó que deseaba estudiar en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.
“Buscó las fechas de las pruebas de admisiones y duró varios días estudiando y finalmente fue, las tomó y fue admitido”, relata.
Y es así como inicia estudiando ingeniería en sistemas y, dos cuatrimestres más tarde, se transfirió a contabilidad, una carrera que según su madre era más adaptada a su temperamento. Realizó sus estudios en esta disciplina entre el 2016-2021.
La batalla de la madre
Marisol Rodríguez recuerda que al inicio de las clases ella iba con él y hablaba con los profesores y los compañeros de aula de su hijo, también pedía los números de teléfono.
“Luego lo llevaba y lo buscaba solamente, en caso que la asignatura no tuviera muchas horas, lo esperaba en el parqueo”, explica.
A la fecha, Brayan ha realizado pasantía en varias instituciones, incluyendo la UNPHU, donde fue archivista; en Rizek Peralta & Asociados, como contable; en Indotel, estuvo en Recursos Humanos; en la Fundación Best Buddies, así como también en en varios eventos como staff.