La batalla electoral

La batalla electoral

Esta batalla electoral tiene todos los ribetes de una batalla de flores fétidas. Hasta la fecha venimos asistiendo a un proceso electoral pobre en ideas y eslogan que dan pena por lo ridículos que resultan. Hemos oído planteamientos realistas, sin asomo de demagogia.

En las exposiciones de estos días, hemos tenido que soportar un sin número de acusaciones más o menos falsas o mejor dicho hábilmente manipuladas, se ha llegado hasta insultar con muy pobre ingenio, descalificaciones descomedidas, en fin un verdadero juego sucio o puñaladas traperas.

¿Eso es lo que ustedes llaman debate, señores del PLD? No, el debate serio, científico y apoyado en cifras y hechos, sobre lo que es nuestro país y lo que esperamos en que se convierta en el futuro, no se consigue por esos enlodados caminos. ¿Ha pensado alguno de ustedes, qué pasa con nuestra moneda o quién está pensando en las futuras relaciones con Europa, Norteamérica y los demás países de América, en particular las islas del Caribe y principalmente con Haití?

Los políticos nuestros parece que desconocen el sentir del pueblo a quien dirigen sus alocuciones y sus pronunciamientos, porque insisten hablar sobre tonterías y dudosas ingeniosidades y viven además removiendo un discurso de fétidas flores, mustias y sin ningún valor. Siguen equivocándose con el electorado ofreciendo a cada paso un bienestar que no tiene sustentación, pues su basamento está hecho sobre el engaño y la  mentira. El desafío de hoy entre ciertos políticos es determinar  quién engaña más y quién engaña menos en sus promesas, puesto que carecen de capacidad para lograr el bienestar  de la ciudadanía, puesto que solo poseen en su haber el oro del erario, se olvidan que resulta difícil distraer a un elector del peligro de un animal de rapiña, asustándolo con el uso de la araña o un débil gusano. Esas malas artes solo tenían validez cuando el pueblo no conocía la importancia   de la libertad, la democracia y la paz  sin sumisión.

Por lo menos nos queda el consuelo de que no somos tan ingenuos, como se creen ciertos políticos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas