Orará a Dios, y le amará, y verá su rostro con júbilo. Job 33: 26
Cuando tenemos una relación con alguien que amamos queremos expresarle todo lo que hay en nuestro corazón y no callarnos. Nos agrada que esa persona sepa cuánto le amamos y lo que significa para nosotros. A la vez, necesitamos oír de sus labios que nos ama y cuan importantes somos para su vida. Es como estar en el Cielo, donde todo es hermoso y el tiempo no pasa. Estas experiencias muchos las han tenido en lo natural, pero son pocos los que han podido tenerlas con el Padre Celestial.
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Queremos que sea Él quien nos hable, que nos exprese Su amor; y nosotros mantenernos en silencio, sin decir palabras. Pero eso no es lo que Dios quiere; Él necesita una comunicación de doble vía y que correspondamos de la misma manera.
Es sencillo. Solamente tenemos que proponérnoslo, quitando todos los paradigmas que nos hemos creado y que no nos permiten fluir libremente, robándonos la bendición de poder decirle «¡Te amo!».