La Biblia de Lincoln

La Biblia de Lincoln

Aún cuando en principio todas las  Biblias son iguales, la Biblia de Lincoln probablemente será conocida  a partir de este  20 de enero del 2009 – día de la juramentación del 44º Presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama – como la Biblia de Obama.

Este año el mundo conmemora el bicentenario del  nacimiento de Abraham Lincoln, el cual tuvo lugar en Kentucky dentro de una familia de cuáqueros en una humildísima cabaña de pioneros, el 12 de febrero del 1809. 

Abogado autodidacta, político, filósofo y orador de extraordinaria elocuencia, decimosexto presidente de los Estados Unidos de América, mantuvo la Unión Americana durante su mandato a partir de 1861, librando contra los Estados del Sur, la denominada Guerra de Secesión.

Autor de la Proclama de Emancipación de los Esclavos en 1863, que finalmente sería adoptada  constitucionalmente en la Enmienda XIII, en  diciembre de 1865. Lincoln fue  asesinado en abril de ese mismo año, a poco tiempo de obtener su reelección, por un fanático sudista.

El mismo Lincoln declaró de sí mismo que: “fue a la escuela por partes” y que “no pasaba, en conjunto, de un año el tiempo que había ido”.  Se dice de él además, que de muchacho leyó los Estatutos de Indiana, que despertaron en su persona la vocación de abogado. 

Declaró a un amigo que había leído además: La vida de Washington, el Pilgrim Progress, las Fábulas de Esopo, el Robinson Crusoe, la Biblia, los Comentarios de Blackstone y una Historia de los Estados Unidos, de autor desconocido.

Barack Obama: legislador, brillante orador y político, graduado de leyes y ciencia política de las universidades de Harvard y Columbia, respectivamente,  y profesor de Derecho Constitucional. Jurará su cargo sobre la misma Biblia que empleó Abraham Lincoln para su primera investidura.  Este ejemplar de la Biblia es uno de los tesoros de la Biblioteca del Congreso Norteamericano, y fue adquirida inicialmente por el pasante del Tribunal Supremo, William Thomas Carroll, para la investidura del presidente Lincoln, el 4 de marzo de 1861. Y ha sido cedida a fin de que se le administre el juramento al actual Presidente Electo, por primera vez después de que Lincoln jurara sobre ésta  hace 148 años. 

El juramento (o protesta) de los presidentes norteamericanos conlleva literalmente una fórmula constitucional, que conforme al numeral 7, del  Artículo 2, dice así:  “Juro (o protesto) solemnemente que desempeñaré legalmente el cargo de Presidente de los Estados Unidos y que sostendré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos, empleando en ello el máximo de mis facultades”.

Ninguna disposición legal ni constitucional obliga a los presidentes electos a jurar sobre una Biblia; sin embargo después de que el primer presidente George Washington lo hiciera, ha quedado como una costumbre; pero, John Quincy Adams (1825), por ejemplo,  lo hizo sobre un libro de leyes de los Estados Unidos, y curiosamente Lyndon  Johnson (1963) juró en un avión sobre un misal católico.

La Enmienda I, adoptada dentro de las diez primeras “Bill of Rigths” (1791) dispone expresamente que: 

“El Congreso no hará ley alguna por la que adopte una religión como oficial del Estado o se prohíba practicarla libremente, (…)”. Barack Obama entrevistado por la revista Time en el año 2005, y cuestionado específicamente acerca del impacto de Abraham Lincoln en su vida, declaró que:  “En el ascenso  de Lincoln de la pobreza, en su dominio absoluto del lenguaje y la ley, en su capacidad para sobreponerse a las pérdidas personales  y mantener la determinación ante las repetidas derrotas, en todo eso, me recordó no solo mi propia lucha”. (La Audacia de la Esperanza, Ediciones Península, 2006, pág. 131). 

En el siglo XIX, Lincoln afiliado al Partido Republicano, perdió como candidato a Senador por Illinois en 1858, después de escenificar célebres debates con su contrario Stephen Douglas, en los que enarboló vehementemente la injusticia del régimen esclavista  a que eran sometidos los esclavos negros; sin embargo, Obama, del Partido Demócrata,  alcanzó la senaduría de Illinois, casi siglo y medio después, tomándosele en cuenta “no el color de su piel, sino el contenido de su personalidad”.

Tanto el primer presidente negro de los Estados Unidos, así como Abraham  Lincoln,  seleccionaron como parte de sus respectivos gabinetes para el importante cargo de Secretario de Estado a sus  contrincantes a la nominación dentro de sus partidos.

Obama, escogió a Hillary Rodham Clinton; y, Lincoln, a William H. Seward. Quizás impelido por las circunstancias, un gabinete de rivales fue el que designó Lincoln en su mandato, destacándose como un verdadero genio político. Llegando incluso a recomendar para presidir la Corte Suprema de Justicia a su adversario Salmon P.  Chase.

Son dificultades dramáticas y condiciones objetivas incontrovertibles,  que  también en esta oportunidad han determinado, que lo más sensato  para el Presidente  Obama,   es hacerse asistir de un equipo capaz y honrado; mas,  no necesariamente de un grupo de  adeptos incondicionales.

Finalmente, deseo concluir estas cuartillas preguntándome, ¿qué le trae a este mundo global y dividido el nuevo presidente americano? ¿Encarnará su figura y mandato, realmente, la esperanza y  solución de cómo restaurar el Sueño Americano? ¿Se reencauzará nuestra civilización occidental por el camino del honor y la verdad?

Sé que estas preguntas sólo podrá respondérmelas el tiempo; pero,  creo que en esta jura solemne de Obama sobre la Biblia de Lincoln, en este compromiso histórico, estaría la clave acerca de las principales ideas sobre las que se podría componer este planeta descompuesto: Capacidad, tolerancia, unidad, amistad y decencia. Y qué alivio sería para los norteamericanos, y para el mundo, si  con este sincero acto de profesar fe y declarar sobre las Escrituras, se abriesen para nuestra humanidad que padece entre  pujos de llanto y agonías…  las puertas de la justicia y de la paz.

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