Confieso que quedé próximo al “schok” al contemplar en las redes sociales una bandera LGTB en el despacho presidencial de Lidia Leticia Jorge Mera, hija del expresidente Salvador Jorge Blanco y Asela Mera, que ella debe saber aprecié.
Lidia Leticia y su hermano Orlando fueron formados por sus padres en los enunciados del cristianismo y la Biblia, conociendo ambos, sobre todo Lidia Leticia, la condena bíblica a homosexuales y lésbicas, conforme sentencia Levítico l8: 22: “No te acostarás con varón como con mujer”.
Levítico 20: l5: “Si alguno se acuesta con varón como se hacen con mujer, ambos han cometido abominación y morirán sin remedio: su sangre caerá sobre ellos”.
1 Corintios 6-9-l0: “Ni los impuros, idólatras, adúlteros, afeminados (malakoi), homosexsuales (arsonakoi), heredarán el reino de Dios”.
La primera referencia homosexual que registra la Biblia señala a Cam cuando incurrió en la abominación de violar a su padre Noé. Sodoma y Gomorra.
La homosexsualidad, el lesbianismo, se atribuye deficiencias hormonales, desvíos psíquicos o simple degeneración, que en los primeros casos es posible tratar científicamente, muy difícil el tercero.
Las iglesias cristianas, hebrea y el Islam respaldan las condenas bíblicas del homesexualismo y lesbianismo.
Esos desvíos sexuales hasta hace poco tiempo eran practicados en nuestro país con notoria discreción por la vergüenza y condena implícitas, pero desde un tiempo acá, se observa una osada , con el alegato de ejercer derechos humanos.
Empero, la discreción y la moral deben conducir a nuestra sociedad por sobre la degeneración, y Lidia Leticia debe entenderlo.