El día 27 de septiembre de cada año ha sido declarado como Día Nacional de la Biblia, en celebración de dos hechos sobresalientes:
1ro.) El 30 de septiembre del año 420 murió San Jerónimo, considerado uno de los más grandes doctores de la iglesia y quien tradujo la Biblia al latín, denominada La Vulgata, y
2do.) El 26 de septiembre del 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia en el idioma castellano, traducida por Casiodoro de Reina, llamada la Biblia del Oso, por la figura que tenía en su portada.
Por lo antes mostrado, tanto católicos como protestantes coinciden felizmente en esta celebración.
Como para esta isla todo ha sido históricamente peculiar, la entrada de este texto sagrado tuvo vías muy disímiles, pues si bien es cierto que entró con los religiosos católicos que acompañaron oficialmente a los conquistadores, no es menos cierto que también llegaron biblias de la mano del afamado pirata Sir Francis Drake, quien era protestante e hijo de pastores evangélicos británicos.
Como isleños agradecemos inmensamente la llegada de este espejo para el alma, no importando la vía, sin embargo, como dominicanos hemos logrado construir nuestra propia relación con la Biblia. Se trata de la herencia duartiana de tener en el centro del escudo de armas de nuestra bandera nacional, la Biblia abierta en San Juan 8:32, que reza: y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.
Este tipo de bendición histórica solo puede ser legada por almas nobles como la de nuestro padre fundador, Juan Pablo Duarte, quien en su ignominioso destierro, sapiente en sus juicios, aparece confortado y descansado su pensamiento en la lectura de la Biblia, cuando dijo: me apoyo en la fe, como la yedra en el muro.
Lástima que su pensamiento solo nos ha gobernado por siete meses.