La bibliografía histórica dominicana

La bibliografía histórica dominicana

Frank Moya Pons, sin dudas uno de nuestros historiadores estelares, acaba de hacer un aporte extraordinario a la difusión de la historia con la publicación de su obra “Bibliografía de la Historia Dominicana 1730-2010”, en tres voluminosos tomos de 2,571 páginas en total. Huelga indicar que esta obra viene a llenar un hondo vacío en la historia nacional. Este extenso y minucioso trabajo agotó un espacio de cinco décadas de investigación. En la generalidad de los casos se aventura la idea, sin pruebas, de que en nuestro país se escribe poco. Esta obra, muy bien documentada, viene a desmentir esa especie calumniosa y nos presenta como en todas las épocas el interés por el estudio de la historia ha estado presente en la mayoría de las generaciones vernáculas, desde los tiempos coloniales.

En el tomo segundo se presenta una relación cronológica que parte del siglo XVIII, con temas referentes a la colonia dominicana, aunque las ediciones fueron impresas en el exterior. En el siglo XIX, las ediciones de obras sobre la colonia y la República asumen un ascenso y nos presenta publicaciones impresas en la colonia dominicana como la importante memoria sobre la vacuna del protomédico Antonio María Pineda, en 1814. Se observa cómo de modo constante en todos los instantes nacionales aparecen publicaciones sobre temas históricos. En ese tenor debo señalar que entre otros autores Moya Pons recoge la obra de José Ferrer de Couto, de 1864, sobre la anexión a España de 1861, una rareza editorial que yo estimaba era de los pocos que la conocía, sin embargo está reseñada allí con todos sus pelos y señales. Esta obra sobre la bibliografía dominicana es sin duda un estudio pormenorizado de nuestra historiografía.

Su trascendencia nos incumbe a todos los estudiosos de la historia, estudiantes, profesionales, lectores, historiadores, profesores de historia, periodistas y  los profesionales de las ciencias sociales y otras ramas como la Medicina, Derecho, la ingeniería y la arquitectura. Esta obra nos presta una colaboración primordial para la realización de estudios exhaustivos sobre la compleja problemática histórica dominicana. Este voluminoso aporte bibliográfico no puede quedarse ausente de la biblioteca de ningún estudioso de la historia y obviamente de las bibliotecas públicas, principalmente de las universidades.

Sin dudas debemos aprovechar este trabajo arduo y extraordinario que conllevó inventariar las publicaciones dominicanas en 44 bibliotecas nacionales y 10 bibliotecas extranjeras, incluyendo la muy importante Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y la Biblioteca Nacional de Madrid, también la importante biblioteca privada de Emilio Rodríguez Demorizi. En el acto de presentación de la obra Moya Pons informó que la base de datos que fue conformando ha sido entregada a la Academia Dominicana de la Historia para mayor información de los interesados en localizar cualquier obra de las agotadas y reseñadas.

 Las fichas registradas alcanzan un total de 12,009 obras, que uno puede consultarlas ya sea por los temas, o por las fechas o cronologías y por orden alfabético, una estructura muy didáctica para facilitar la búsqueda del investigador.

En  la obra se registran libros, folletos y artículos académicos de una extensión mayor de tres páginas. Los artículos históricos de periódicos y revistas no académicas, presentaciones y reseñas de obras no fueron asimiladas porque extendían en demasía la obra.   Al terminar quiero reiterar nuestra exhortación a todos los estudiosos de la historia dominicana para que traten de adquirir la Bibliografía de la Historia Dominicana de Moya Pons, que como diríamos los médicos es el Vademécum de la Historia Dominicana.

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