Hace unos días recibí por correo electrónico unas impresionantes gráficas sobre el avanzado deterioro de la Biblioteca de Azua.

Tenía el tema en agenda para esta semana, y ahora me llegan otros aportes testimoniales de sectores de la comunidad sureña, en las que se confirma la situación de desastre del importante inmueble.

El abandono en que se encuentra la obra, que fue reconstruida y puesta en servicio en 1982 por el gobierno de Don Antonio Guzmán, me resulta incomprensible.

No entiendo cómo un lugar que debe servir para la instrucción de una población se deje a merced de salteadores de toda laya.

Lo que ha ocurrido en la Biblioteca oficial azuana, que alberga la sociedad cultural Athene, es en extremo deplorable. De allí han cargado no sólo con valiosos documentos y obras, sino además con los accesorios sanitarios y eléctricos, y todo de cuanto valor han encontrado los depredadores.

Da pena que mientras las autoridades pregonan a los “cuatro vientos” la necesidad de promover la cultura, se actúe con descuido, negligencia e indolencia ante ese desastre.

La de Azua es una provincia de poco más de 208 mil habitantes, y con derecho al voto podría haber menos de cien mil personas en estos momentos, tomando en consideración la velocidad de la emigración.

He sostenido siempre el criterio de que a los políticos sólo les interesa levantar obras en aquellas comunidades que pueden representarles muchos votos. Azua no es una plaza tan atractiva.

Pero, de todas maneras, atino a preguntarme ¿es así como queremos promover cultura? Cada vez comprendo menos este país.