No es sólo fuente para el aprendizaje, el estudio, la actualización, la búsqueda. Es también el reflejo de una personalidad versátil que al parecer tenía como especial refugio la lectura y un inusual placer en la adquisición de libros. Su colección es rara, antigua, original, variada, rica. Es particular y universal al mismo tiempo.
En algunas obras se aprecia el toque personal de su dueño con observaciones y enmiendas al margen del volumen, propio y ajeno. Está consagrado el testimonio de gratitud de los que fueron sus discípulos, la palabra de admiración de sus colegas, el reconocimiento de quienes le veneraron como el eminente científico o el virtuoso ser humano amigo de la música selecta, la novela, el cuento o la poesía, aunque las ciencias médicas absorbieron principalmente su intelecto y los recursos económicos del estudiante, el profesional, el apasionado coleccionista.
Cuatro años antes de su partida de este mundo, el ilustre facultativo quiso que su patrimonio, a la vez que se preservara, difundiera lo que él aprendió y conoció a través de su voluminoso acervo, y donó su biblioteca, mediante carta al cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Jefe del Patronato de la Salud, informándole que la misma cubría medio siglo de radiología diagnóstica, sin abundar en el tratado de los otros textos.
Hoy la biblioteca es un discreto albergue de esa colección que se ha enriquecido con los últimos títulos en casi todas las ramas médicas. Y aunque tal vez su existencia esté limitada al conocimiento de la comunidad de ese centro, la extensa, novedosa, curiosa, impresionante bibliografía está a disposición de cualquier interesado.
No la distingue solamente su especialidad, es, además, modelo de organización y de un servicio personal y digital único. Facilita volúmenes en calidad de préstamos, está al alcance del investigador en salud y es respuesta a la búsqueda de medicina en general.
Su creador, el doctor Juan Manuel Taveras Rodríguez, nació el veintisiete de septiembre de 1919, en Estancia Nueva, Moca, hijo de Marcelino Taveras López y Luisa Rodríguez García.
Carmen Iris Olivo, la directora de la Biblioteca, conoció al médico en esa faceta de amor a la lectura y cuenta que mientras estuvo vivo no hacía un viaje sin que regresara con un libro. Por otro lado, agrega que para él era un orgullo mostrar esta biblioteca a los médicos que le visitaban, de aquí y de fuera. Ésta era una de sus áreas predilectas.
Ella y su asistenta Rafael Sánchez han clasificado y modernizado esta joya con tecnología de punta, acceso a Internet y página Web: www.cedimat.com., con cantidad de recursos electrónicos gratuitos. El doctor Taveras donó alrededor de tres mil quinientos libros y revistas, y se han ido incorporando nuevos de acuerdo a las demandas de los servicios médicos y a los programas de formación, declaró la licenciada Olivo.
A los originales primeros tomos se agregan las novedades en medicina interna, cardiología, endocrinología, patologías, resonancia magnética, medicina nuclear, mamografía, neuroradiología, tomografía axial computarizada, cirugías, ginecología, diagnóstico por imagen, neumología, ortopedia, urología, farmacología, enfermería, anatomía, cirugía variática, semiología, pero las áreas fuertes son neuroradiología y radiología porque eran las especialidades del donante
[b]RAREZAS[/b]
Entre las rarezas de este Centro de Documentación, localizado en el segundo nivel de Cedimat, se encuentran tomos de anatomía humana del siglo dieciocho, con la firma del doctor Taveras, y de esa época son The Dispensatory of the United States of America, por George B. Wood: The New England Journal of Medicine and Surgery and Collateral Branches of Science; Warner Therapeutic Reference; Therapeutic Handy Reference Book for Physicians; Valuable Medical Books; A Manual for the Practical of Medicine, by Henry C. Moir.
Está su Álbum de graduación, de 1949, y más de trescientos artículos que él escribió en diferentes revistas del mundo, encuadernados desde 1953. A Normal Neuradiology and Atlas of the Skull, Sinuses and Facial Bones, de la cual es autor el doctor Juan Manuel Taveras, escribió infinidad de enmiendas y observaciones para una segunda edición. Cuando dio a la luz la primera era profesor de radiología de la Escuela de Medicina de Harvard y jefe de radiología del hospital general de Massachussets.
Tiene libros dedicados por Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Guarionex López y pese a que escribía en inglés, adquirió considerable cantidad de obras en español, algunas de reciente circulación, como Arráncame la vida, de Ángeles Mastretta, Las aventuras del capitán alatriste, El telar encantado, El enigma de la relación mente cerebro.
Un gran tramo llena su colección de Johan Sebastian Bach, Schumann, Wagner, Mozart, Schubert, Debussy, Berlioz, Beethoven, Chopin, mientras que dispersos se encuentran infinidad a los cuales escribió prólogos así como docenas de otros que le dedicaron y, desde luego, los catorce libros de su autoría y más de doscientos cincuenta trabajos científicos de radiología y neuroradiología.
Taveras Rodríguez, profesor emérito de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, es considerado en el mundo el Padre de la Neuroradiología. Graduado con honores en 1943, en la Universidad de Santo Domingo, pudo ingresar a la Universidad de Pensylvania gracias a una beca que le concedió el Gobierno para hacer especialidad en radiología. Trabajó en reputadas instituciones norteamericanas.
Se retiró al país a partir de 1996. La biblioteca, que lleva su nombre, se creó el diecinueve de marzo de 1999. El esclarecido científico falleció el veintisiete de marzo del 2002 a causa de mieloma múltiple. Según el doctor Michael Huckman, uno de sus múltiples biógrafos, Juan vivió una vida activa y con significado hasta el final, poniendo su magnetismo personal a la disposición de las causas más nobles.