La bohemia de las tertulias literarias

La bohemia de las tertulias literarias

El placer que produce la lectura acompañada de un café, unas copas de vino o unos tragos de ron en los amantes de las letras, es sin duda uno de los ingredientes más gratificantes en la vida de estos artistas.

Las tertulias literarias son los escenarios donde escritores se encuentran entre sí, cara a cara con los versos y la narrativa, que a través  de la ficción terminan llenando un espacio en el mundo real y finalmente en el corazón de sus lectores.

Sus raíces. Tertulia  se deriva del teólogo romano Tertuliano. Y si bien ya en el Madrid de los Austria, en pleno Siglo de Oro, poetas como Lope de Vega, Calderón, Quevedo o Góngora (su eterno enemigo literario), se reunían con sus respectivos amigos en torno a una jarra de vino y unos cuantos vasos, dentro de lúgubres tabernas, no sería hasta el siglo XVIII durante La Ilustración  cuando tuviesen sus orígenes las llamadas “academias literarias”. Frecuentemente se reunían poetas convocados por un noble en su casa donde se dedicaban a conversar sobre temas literarios y humanísticos. Fueron famosas las tertulias en la casa de Madame Geoffrin. Allí, un exclusivo grupo de intelectuales debatía temas de interés o los artistas presentaban sus obras a debate.

El París bohemio de finales del siglo XIX vería reunirse en sus cafés a varios escritores simbolistas mezclando letras y absenta, y que a merced  de sus excesos y a su actitud antisocial también fueron conocidos como los “Poetas Malditos”.

En la España del siglo XIX fueron famosas las tertulias en los cafés del Príncipe y el café Suizo del viejo Madrid, reunión habitual de liberales, actores y poetas; se sabe que eran asiduos, escritores de la talla de Leopoldo Alas Clarín y los Hermanos Becker.

Ya a principios del siglo XX proliferaron las tertulias por el centro de la capital del reino, las más famosas fueron las del Café de Levante. En palabras de Valle-Inclán, «el Café de Levante ha ejercido más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias».

En la tertulia del café de Fornos,  en la del Gato Negro, en la del café Colonial, la Botillería del Pombo, la del café Marfil, Café León, El Prado, Café Español, café Comercial o la del Gijón,  fueron pasando figuras como, Menéndez Pelayo, Pérez de Ayala,  Ramón Gómez de la Serna o Jacinto Benavente. En la Cervecería de Correos comenzaron a reunirse los jóvenes poetas de la Generación del 27 y es allí donde García Lorca se juntaba con los escritores y antiguos compañeros de la Residencia de Estudiantes.

También fueron famosas las tertulias en el Café Novelty de la ciudad de Salamanca, donde el ambiente universitario fomentaba que intelectuales de la altura de Miguel Unamuno, Ortega y Gasset, Carmen Martín Gaite, Francisco Umbral, Torrente Ballester o Víctor García de la Concha fueran asiduos tertulianos en diferentes épocas.

En Santo Domingo también proliferaron  estos círculos informales de los cuales  surgieron  grandes exponentes de la literatura como los del movimiento Postumista creado por Domingo Moreno Jimenes, quien organizaba una tertulia en su casa, “La colina sagrada”, donde compartían letras y tragos.

También, los miembros de la Poesía Sorprendida ligada a los Triálogos gozaron de este tipo de reuniones informales donde más adelante  Franklin Mieses Burgos, Freddy Gatón Arce y el poeta y pintor  español Eugenio Fernández Granell, bajo el lema de «Poesía con el hombre universal», dejarían formalmente constituido el grupo.

En el libro El exilio español ante los programas de identidad cultural en el caribe insular (1934-1956) de la doctora en Literatura Hispánica, Carmen Cañete Quesada (España), en su capítulo Granell y La Poesía Sorprendida (1943-1947). Pág.213 nos cuenta que  “Al igual que en el Coloquio cubano-español, existe una tendencia en los sorprendidos al discurso oral; de ahí sus frecuentes reuniones celebradas en parques, cafés, casas privadas y otros lugares asiduos para veladas y talleres de poesía.(…) el grupo de La Poesía Sorprendida tuvo también sus inicios en un coloquio mantenido por un extranjero, Alberto Baeza Flores, y dos dominicanos de distintas generaciones , Domingo Moreno Jimenes y Mariano Lebrón Saviñón. Aquella tertulia trialogadora que tuvo lugar en el verano de 1943, unos meses antes de la preparación del primer número de La Poesía Sorprendida, salió a luz poco después bajo el nombre de Los tríalogos: poesía a tres voces (1943)”.

La Cafetera del Conde. La Cafetera, ubicada en la calle el Conde de la Ciudad Colonial es un antiguo café muy frecuentado por exiliados españoles en los años cuarenta. Todavía hoy se puede leer en su puerta una placa conmemorativa en agradecimiento a los aportes culturales de aquel grupo de exiliados republicanos. Este lugar representa un espacio mágico para intelectuales, artistas y personalidades de la ciudad, que allí se dan cita para debatir temas de actualidad  al tiempo en que disfrutan de un buen café. Establecimiento que aún hoy huele a cultura y café.

Tertulia en Sosúa. En la República Dominicana se realizan diversas  tertulias literarias, pero ninguna guarda la esencia y el sabor de lo antiguo como la de Jueves Literarios de Sosúa.

En esta pintoresca comunidad playera, un connotado grupo de escritores integrado por los dominicanos Omar Messón, Ramón Gil, Moisés Muñiz  y el español Óscar Zazo, entre otros, realizan cada semana reuniones en un establecimiento frente al mar, rodeado de la magia de la noche, el sonido de las aguas que chocan contra las rocas y de la suave música de fondo que ambienta el lugar. Allí se debaten tendencias, se comparten y analizan escritos propios o ajenos, se lee, se debate en grupo. En la contraportada de su antología reza: “…Son espontáneas. Se puede disertar sobre teología, dar cuenta de un buen cocido o contar chistes ingeniosos para terminar, por inercia, hablando de libros, autores o tendencias (…)  Recomendaciones o intercambios, lectura de cuentos, ensayos,  fragmentos de novela, artículos, poesía de verso libre o de rigor métrico quevedesco. Lenguajes llanos o exquisitos, crudos o sublimes. Orgía de metáforas, bacanal de sarcasmos, resaca de desamores y lluvia de soledades…”

Se reúnen por primera vez en el año 2004 utilizando como pretexto un “cocido literario” realizado en la casa de Zazo, y donde Messón propone la periodicidad de las reuniones. Se estableció el  jueves para realizar estas tertulias, motivo por el que en adelante quedaría acuñado el nombre de “Jueves Literarios de Sosúa”.

Con el paso del tiempo los escritos de este colectivo tomaron alas y empezaron a salir de sus tertulias a los certámenes literarios obteniendo premios de la Alianza Cibaeña, la Fundación Global Democracia y Desarrollo, Radio Santa María, Editora SM, Sociedad Cultural Renovación,  Internacional Casa de Teatro, de la Secretaría de Estado de Cultura o Virgilio Díaz Grullón.

Realizan el programa de televisión “Palabras al viento”, conducido por los cuatro integrantes de la tertulia, en el que abordan la vida, obra y anécdotas de los escritores más relevantes de la literatura universal.

Desde el 2010, cada año realizan el Congreso Internacional de Escritores, Talleres y Grupos Literarios. Allí en Sosúa,  se dan cita las más altas personalidades de la literatura. Y  conferencias magistrales, debates, lecturas y performens materializan esta exquisita fiesta de las letras.

Su marca es un farol noctámbulo que ilumina un libro,  símbolo inequívoco de su bohemia.

Grupo comprometido con su arte, que por encima de todo produce y depura sus textos en el seno de la tertulia que  invariablemente tiene lugar cada jueves del año. Por eso no nos sorprenderá que fruto de su pasión y su trabajo, en un futuro, no demasiado lejano, vayan llegando los más altos galardones. Tampoco su trascendencia. De seguro las futuras generaciones hablarán de ellos, de sus tertulias y de su aportación a la literatura.

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