La bomba haitiana

La bomba haitiana

Haití cumplió este día doce el primer trágico aniversario del seísmo de 2010 que destruyó virtualmente la capital, Puerto Príncipe, con un saldo lacerante de más de 300 mil muertos y 1.5 MM, de desplazados.

Al cumplirse el primer doloroso aniversario, las promesas de los países que empeñaron su palabra para reconstruir paulatinamente a Puerto Príncipe, han quedado en el vacío, cuando siempre se ha entendido que la promesa debe honrarse con el cumplimiento.

Los países que ofrecieron donar recursos por sobre los US$10 mil millones, para el propósito de reconstruir a Puerto Príncipe, lo primero que debieron hacer, aún están a tiempo, es designar una comisión de sus respectivos Estados que diera seguimiento a los desembolsos con un monitoreo de las obras construidas, y eso no se ha hecho.

Es absolutamente imposible e inviable que recursos tan enormes como los prometidos se entreguen a un gobierno que no gobierna, a un país referencia de la inestabilidad, el desorden, la corrupción y el caos como siempre ha sido Haití y sigue siéndolo aún hoy.

Nuestro país también ha sufrido los percances de la tragedia del seísmo telúrico concomitante con el eterno seísmo político que referencia a Haití entre gobiernos ineficientes o tiranías cruelísimas, las dos últimas, de Francois Duvalier y el bonzo de su hijo Jean Claude.

La siempre incontrolable migración de haitianos hacia nuestro territorio se ha acrecentado luego del seísmo, estimándose en más de 2 millones los ilegales haitianos que residen en territorio dominicano, una bomba de tiempo como fue Kosovo.

Cierto que hay una tolerancia censurable del Gobierno que preside Leonel Fernández en no aplicar con exactitud la Ley 295-04 que regula la política migratoria del Estado dominicano, formulando votos porque las iniciativas de algunas comunidades dominicanas frente a los haitianos no culmine en otro octubre 1937.

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