La brecha entre la juventud y la escuela

La brecha entre la juventud y la escuela

Encontramos que en la educación dominicana hay una brecha cuantitativa y cualitativa entre la juventud y la escuela.

En términos cuantitativos tenemos que según la encuesta ENHOGAR 2006 citada por el Informe de Desarrollo Humano 2007 (p. 177) solo el 36.8% de los hombres y el 50.7% de las mujeres en edades entre 14-16 años estaba asistiendo a la escuela. ¿Qué significa esto?

Resulta que tenemos entonces que la mayoría de los jóvenes de sexo masculino y la mitad de jóvenes de sexo femenino se encuentran fuera de las escuelas.

Esta situación está asociada entre otras causas a una serie de patrones de expulsión de los jóvenes y las jóvenes de los centros educativos que hemos identificado en distintos estudios con jóvenes adolescentes.

El análisis de patrones de expulsión de los centros educativos hacia los/las jóvenes adolescentes lo haremos en dos entregas. La primera parte se refiere a los patrones de expulsión en jóvenes adolescentes de sexo masculino y la segunda en jóvenes de sexo femenino.

Patrones de expulsión de jóvenes de sexo masculino de los centros educativos.

La expulsión de los jóvenes tiene una frecuencia mayor en los centros educativos que las jóvenes. Si bien muchos jóvenes desertan de los centros educativos por sus condiciones socio-económicas, por problemas con las tandas nocturnas (que también es un factor de expulsión)  y por otros motivos, encontramos que es frecuente la expulsión de los jóvenes de los centros educativos por distintos factores, como los siguientes:

a) Uso de aretes en una o ambas orejas.

b) Uso de cortes de pelo “raros”, pelo largo o trenzas.

c) Uso de tatuajes en el cuerpo.

d) Uso de pañuelos o medias en el pelo.

e) Peleas entre jóvenes.

Vemos cómo los centros educativos se convierten en lugares de un ejercicio autoritario permanente, de represión y de control del cuerpo para los jóvenes de sexo masculino.

Este ejercicio que se justifica desde el concepto de “disciplina” con una visión rígida  y vertical genera una gran brecha en la relación del centro educativo con la cultura juvenil y su contexto social.

De esta forma la escuela se mantiene apegada a una rígida  y estática visión de la juventud y la cultura, no aceptando que la cultura cambia y que las nuevas generaciones son el motor principal de los cambios que se van produciendo en la sociedad y la cultura.

El uso de modas como aretes, tatuajes, cortes distintos de pelo o pelo largo, medias o pañuelos en jóvenes de sexo masculino no implica necesariamente que estén insertos en actividades delictivas cómo piensa el personal docente y directivo y si fuera así, la escuela es lugar para todos no solo para los “buenos”.

Supuestamente nuestro sistema educativo ha vivido distintos procesos de reforma educativa, sin embargo la presencia de esta rigidez en las relaciones con la cultura juvenil y con el contexto social con el que está inmerso muestra mucha resistencia al cambio cultural y social y más aun a una integración del estudiante como sujeto activo protagonista de su proceso educativo.

Una escuela rígida, con relaciones autoritarias entre docentes-estudiantes no es una escuela democrática, abierta, crítica y basada en la construcción de conocimientos, sino una escuela tradicional, autoritaria y mantenida en viejas estructuras de relaciones y de interacción con su contexto social.

Esta gran brecha en las relaciones está bloqueando notablemente la integración de la juventud en los centros educativos a lo que se agrega entre otros factores la inserción de los jóvenes en el mercado laboral buscando alternativas de ascensión social que no le ofrece la educación en una sociedad donde prima la inequidad.

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