La CAASD desconcertada por la sequía

La CAASD desconcertada por la sequía

FABIO R.HERRERA-MINIÑO
La fiera reacción de la comunidad de Pedro Brand el pasado día 2, con el bloqueo de la autopista Duarte por más de cinco horas en demanda del servicio de agua, hizo despabilar a la CAASD que no le había puesto la debida atención al severo período de sequía que atraviesa la ciudad, con sus fuentes agotándose a ojos vista, en especial las que se surten del río Haina y sus afluentes con las consecuentes protestas en casi todos los barrios del Distrito Nacional y de la provincia Santo Domingo.

La reacción de las autoridades de la CAASD ha sido desplegar por todos los medios electrónicos y escritos una fiera propaganda de cómo están enfrentando la situación. Y de inmediato anuncia la adquisición de 80 camiones tanques para distribuir agua como un negocio fruto de la crisis, y lo cual se aprueba sin muchos requisitos de transparencia o de concurso, etc. Con la distribución de agua, así como la apertura de nuevos pozos en determinadas zonas y la reactivación de otros abandonados por falta de equipos de bombeo, el Gobierno, con urgencia, le coloca sumas millonarias en las manos de la CAASD sin trámites burocráticos, sino con la prisa de evitar estallidos sociales y resentimientos que afecten la probable reelección presidencial en el mercado electoral de mayor número de votantes, como lo es la capital y su vecindario.

La falta de agua, en esta etapa de la década, es normal y afecta desde siempre el abastecimiento no solo de la capital sino de otras ciudades, aún cuando en este año el Cibao se ha beneficiado de un régimen de lluvias muy favorable, que mantienen con abasto suficiente de agua a las poblaciones. Solo sufren aquellas por descuido de las autoridades que no le dan mantenimiento a las tomas, ni a las redes de tuberías ni a los equipos de bombeo, ya sea por parte de INAPA u otros de sus desprendimientos en corporaciones provinciales.

La situación del Distrito Nacional y su vecindad es precaria, ojalá que en el mes que se avecina se caliente la temporada ciclónica con el surgimiento de las perturbaciones atmosféricas que traen muchas nubes cargadas de agua que se derraman en las cuencas de los ríos Haina, Isabela, Ozama y Nizao. Ahora el río Haina se cruza sin uno mojarse ni siquiera la suela de los zapatos.

No hay dudas que el sistema de distribución de agua en la capital es caótico ya que de acuerdo con las cifras que proporciona la CAASD, agua que fluye diariamente es para satisfacer, aun con la sequía, la demanda racional de una población de 4 millones de habitantes, sin embargo la escasez surge por todos lados, viendo de cómo hay protestas de sectores que tienen meses sin recibir el líquido y las autoridades se muestran apáticas hasta para reparar las averías de las tuberías en donde se pierden cientos de galones diariamente, como ocurre en El Café de Herrera cuando llega el agua y se desborda por las calles.

Entonces, si hay tanta agua disponible para una población sedienta es que no hay una correcta operación de las válvulas en cuanto a su cierre y apertura programadas, lo que deja muchos sectores sin agua. O es que ya ni siquiera los técnicos de la CAASD conocen la ubicación de esas válvulas y no saben entonces controlar el caudal para distribuirlo equitativamente en todos los barrios.

Muchas veces se provoca artificialmente la escasez con cierre malvado de las válvulas para justificar y presionar para que el Gobierno realice voluminosas inversiones en proyectos como la presa que se quiere construir en el río Haina, que una vez se conoció la de Madrigal, a la cual por más vueltas que le busquen para justificarla se convertiría en una estación de bombeo gigante para la capital, ya que por el caudal disponible de agua muy pocas veces en el año el agua llegaría por gravedad a la población metropolitana. Asimismo se obliga al Gobierno que se sacuda de su desinterés en cuanto completar el proyecto de la barrera de salinidad de la región oriental cuya terminación es algo de poca monta en comparación con lo que se está invirtiendo en otros proyectos de mayor envergadura como lo es el Metro.

La lección para la CAASD de esta sequía, con el conato cívico tan perturbador del pasado día 2, es que no debería distraerse en proyectos como el parque de la Núñez, cuya belleza contrasta con su poca utilidad técnica, para que en épocas de sequía estar preparada para las contingencias de la falta de agua con los capitaleños a la merced de camiones tanqueros que amortiguan la inconformidad de la población por el descuido de ellas en atender sus responsabilidades, ya que solo piensan en proyectos millonarios.

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