La Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, CAASD, es un departamento autónomo del Estado, que ofrece el servicio elemental de conducir el agua en cañerías, cuya tarifa no se corresponde ni con el precio que le cuesta producir un litro de agua, ni con las cargas fijas para operar.

Un recuadro de las facturas que recibimos todos de la CAASD indica que un metro cúbico de agua (M3) equivale a cinco tanques de 55 galones, igual a 264 galones, y precisa que el usuario paga menos de dos centavos y medio de peso dominicano por cada galón, y consume 500 galones diarios, el doble de lo normal. Un galón (botellón) de agua purificada cuesta en los colmados RD$45 y una botellita de agua debajo de los semáforos RD$10. La factura del servicio de basura RD$171. Eso es una insignificancia, si observamos lo que le cuesta a la CAASD purificar y hacer llegar a las residencias el agua de los afluentes y caños de pozos, más los químicos para “ablandar” el agua, costo de instalar una tubería, cambiar las obsoletas y nuevos proyectos.

Añadir los costos de electricidad por bombeo (combustibles), cargas varias como personal, material gastable, energía y combustibles para la flota vehicular. Para modernizar ese andamiaje y trocarlo eficiente al usuario, la CAASD debe anular el contrato de privatización y proceder a elevar razonablemente la factura.Comprendo que conociendo muy de cerca al incumbente de la CAASD, ingeniero Ramón Rivas, esa decisión le resultaría cuestionable, porque la interpretaría política, en un año antes de elecciones intermedias.

La CAASD debe crear, ya, una campaña publicitaria para concienciar al usuario en racionalizar el consumo y volver a la cultura de los años sesenta de “El Agua es vida no la desperdicies”, que repetía cada media hora Radio Continental del Inolvidable Pepé Justiniano y que resultó en concienciar al usuario.