La cajera estafada

La cajera estafada

DIANA GERMÁN
“No nos escandalizan los actos de la gente mala, nos duele el silencio de la gente buena” (Martín  Luther King)
Siempre estuve convencida de que el trabajo de cajera de banco implicaba el riesgo de que, si al momento del cuadre de caja, había algún faltante, por error en alguna operación de pago o cambio de efectivo a un cliente, era responsabilidad del cajero responder por ese descuadre o faltante. Pero resulta que, además de este riesgo los cajeros están expuestos a ser victimas de irregularidades internas como es el caso de la estafa de que fue objeto una joven cajera, en su trabajo en una institución bancaria.

Un hecho que pone en evidencia, la ineficiencia de la seguridad interna de la institución, la impunidad con que se manejo la situación, violación de los derechos laborales y lo mas grave el daño emocional ocasionado a esta joven entonces de apenas 23 años, expuesta desde hace cinco años a los rigores de ser una inmigrante ilegal por que a un/a falta de escrúpulos, con presiones económicas quien sabe de que clases, decidió resolver su problema retirando en su ausencia 100 mil pesos de la caja o locker.

La joven cajera tenía unos cuatro años de trabajar en una sucursal de su pueblo de la institución bancaria. Con intención de continuar estudiando, decide solicitar su traslado a una de las sucursales de Santo Domingo.  Llevaba en su nueva sede de trabajo dos meses cuando a la provinciana ingenua e incauta le tienden la trampa.

Un jueves en la tarde, concluye su jornada de trabajo con el proceso de verificación y entrega de  efectivo a su supervisora, quien luego de comprobar los respectivos billetes y montos firma el boletín de recibido y procede a depositar la caja o locker en la bóveda de seguridad. Cumplido este requisito la cajera se retira a su residencia.

Al día siguiente, viernes, se presenta a su trabajo al horario normal de llegada y es asignada por su supervisora al área de Servicio al Cliente, debido a que, según le informó, una de las unidades se encontraba dañada. Obediente a su superior, la cajera se desempeña todo el día en esta área y una vez concluida su jornada laboral se retira a su residencia. Ese fin de semana, como no le tocaba turno en el banco, sino a su supervisora y a otros compañeros, se retira a su pueblo a disfrutar del fin de semana y celebrar en familia el día de las madres.

El lunes, al presentarse a su trabajo, procede a abrir la caja para dar entrada al sistema, esto es corroborar el efectivo con el boletín que le fue firmado el jueves. Para su sorpresa la caja o locker no abre por lo que solicita a su supervisora apoyo y esta le responde que está muy ocupada y que no quiere nada con esa caja que llame al gerente. Este acude de inmediato y también tiene dificultad en abrir el locker o caja recurriendo a propinar algunos golpes, una vez es abierta se retira, momento en que procede la cajera a corroborar el efectivo con el boletín. Con mayor sorpresa, comprueba que tiene un faltante de 100 mil pesos, nerviosa le comunica al cajero vecino y éste le sugiere recontar o llamar a la supervisora. Una vez más, ésta responde que está muy ocupada y que llame al gerente, quien comprueba el faltante y como evidencia de que el dinero había estado allí, se encuentra la tira vacía que amarraba el fajo de los 100 mil  pesos y que figura en el boletín firmado el jueves.  Una vez informado los auditores, éstos comprueban el faltante, la cajera es trasladada a la oficina principal donde es interrogada durante todo el día. En la noche, le autorizan retirarse a su casa y se le prohíbe salir de la ciudad. 

Al día siguiente vuelve a presentarse a la oficina principal en compañía de sus padres. Con el auditor se reúne primero la supervisora y una vez ésta se retira, pasa ante éste la cajera. Este le informa que tiene que pagar el dinero pues de lo contrario procede iniciar un proceso judicial que implica su encarcelamiento. El padre, para evitar semejante agravio, asume el pago del faltante para lo cual acepta un préstamo a una tasa de interés normal y a un plazo de tres años. La cajera acepta la recomendación de firmar su carta de renuncia incluyendo la renuncia a sus derechos laborales acumulados durante cuatro anos de labor, con la propuesta de que la investigación continuaría y confiada que seria exonerada de la responsabilidad de un efectivo faltante, que una vez depositado en bóveda no había tocado desde hacia cuatro días.   Para apoyar a su padre con el pago de ese compromiso, se traslada a los Estados Unidos a esperar los resultados de la investigación.

Preocupa que a casi cinco años de este hecho los responsables de la seguridad interna aun no hayan detectado a la, el o los verdadero responsable, quienes continúan impunemente burlándose y disfrutando de la confianza de la institución. Ojalá este caso no haya sido cerrado por las nuevas autoridades con el pretexto de que el hecho ocurrió en la administración pasada. Esperemos que la carta de renuncia ingenuamente firmada por la cajera a cambio de que la investigación continuaría no se pierda en los vericuetos de la burocracia indolente. Confiamos en que la institución bancaria de un ejemplo de justicia y pulcritud y reconsidere el debido resarcimiento de los derechos violados de que fue objeto la cajera estafada.

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