La calidad en los servicios de salud atrae a los pacientes hacia determinados centros hospitalarios, aun sean estos muy caros, la de la educación es anhelada por todos los padres de familia que quieren ver a sus hijos entre los mejores estándares, en el transporte, todos quisieran que el Metro esté en la geografía nacional, igual la calidad del agua, de la energía, las telecomunicaciones, los servicios financieros y ni qué decir de los alimentos.
En conjunto, todos estos elementos se constituyen en derechos fundamentales de los ciudadanos, los cuales son violados toda vez que no son servidos conforme a la dignidad que reclama nuestra Constitución de cara al estado de bienestar digno del Estado de derecho que define la ley de leyes de nuestro país.
El crecimiento económico exhibido e informado por el Banco Central contrasta grandemente con la calidad de los servicios que se ofrecen en los hospitales, el servicio de transporte, el de agua potable por señalar tres indicadores donde se expresa la mayor la desigualdad en nuestro país.
Todos merecemos y necesitamos tener confianza en las ofertas y los bienes que recibimos; por lo que la calidad de los mismos será siempre el motivo por el cual invertimos. Por más pobre que sea la persona, siempre anhela lo mejor, de ahí que el arroz de granos enteros, aunque cueste más caro es siempre el preferido por las amas de casa.
Recientemente se dio a conocer en España un estudio donde el 71 por ciento de los más de dos mil consumidores encuestados indicaron que a la hora de seleccionar un producto su elección se basa en la calidad del mismo.
El segundo indicador era el precio y el tercero la cercanía del ofertante relacionada con el lugar de residencia.
Ese estudio demostró que antes que el precio, los consumidores se inclinan por la calidad lo cual demuestra que a la hora de elegir la tendencia humana se inclina hacia la calidad antes que del precio.
Es muy importante tomar en cuenta esta preferencia de los consumidores y respetarla como garantía de generar confianza, un valor muy estimado para mantenerse en el mercado, que tarda mucho en consolidarse y que se pierde fácilmente cuando un proveedor, a veces por pretender ganar más, oferta bienes y productos defectuosos que desalientan al cliente.
Generar confianza en el mercado es la mejor manera de competir para ser sustentable en el tiempo y espacio donde el proveedor desarrolla sus actividades.