La Cámara de Cuentas

La Cámara de Cuentas

La Cámara de Cuentas es una especie de administrador de transparencia. Su misión es proteger el patrimonio del Estado mediante la fiscalización de la gestión de los administradores de recursos públicos y rendir informes sobre el manejo de las cuentas nacionales. A juzgar por sus altas responsabilidades, la Cámara de Cuentas debe ser un organismo moderno, independiente, eficaz y digno de credibilidad. En estos días, estas últimas cualidades han sido puestas en tela de juicio por una situación indeseable desde todo punto de vista. Una pugna interna como la que existe en la actualidad en ese organismo deja mucho que desear.

Quizás estas fricciones sean una consecuencia del pecado de origen que representa el modo de selección de los integrantes de esta Cámara. Los procedimientos actuales de selección tienen brechas por las que se cuela el clientelismo político. Esta tarea debería ser responsabilidad de un organismo con características y categoría similares al Consejo Nacional de la Magistratura. La fiscalización de las cuentas nacionales no puede estar a merced de procedimientos poco fiables, como es el de la selección de la membresía de este organismo. Las indeseables fricciones internas de la Cámara de Cuentas, que se airean a través de los medios de comunicación, hablan de manera elocuente de la necesidad de modificar procedimientos.

 

Boca Chica: tan cerca y tan lejos

Si de distancia se trata, Boca Chica está “al alcance de la mano” de donde se firman los cheques y se toman las decisiones de Estado. Pero en términos de progreso ese municipio está demasiado lejos de la Capital. Falta de drenaje pluvial, contaminación y otros problemas contrastan negativamente con la riqueza fiscal y monetaria que genera este pequeño enclave turístico. La delincuencia campea por sus fueros y son precarios los servicios públicos. No hay un hospital general y el de maternidad se desempeña con precariedades.

El diputado Radhamés Castro tiene razón cuando dice que ha faltado coraje para reclamar las obras que le corresponden a un municipio que tantos recursos genera para el Estado. También, agregamos nosotros, ha habido indolencia de las autoridades, al no realizar esas obras. A veintitantos kilómetros de la Capital, Boca Chica parece estar bastante cerca. La realidad es que está muy lejos… demasiado lejos.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas