La cambiante firma de Trujillo

La cambiante firma de Trujillo

POR BERNARDO VEGA
Cuando joven, al abrir la primera cuenta bancaria, uno tuvo que decidir cómo iba a ser nuestra firma, la que presumiblemente duraría para el resto de la vida.

Su forma y diseño sería un acto de extrema conciencia y desde entonces se convertiría en parte de nuestra personalidad.

Pero desde aquella primera firma “oficial”, tan detallada y conscientemente plasmada, nuestro subconciente con el tiempo nos iría arropando, guiando los movimientos de nuestra mano, la presión de nuestros dedos y la velocidad y dirección de nuestra escritura, modificando esa firma “oficial”.

La firma es una forma de colocar en papel nuestra personalidad, pues muestra cómo queremos que el resto del mundo nos vea y también evidencia aquellas características nuestras que deseamos ocultar. Es un símbolo del ego de quien la plasma. Si uno es empresario, o político, y tiene que firmar con muchísima frecuencia, trata de usar una firma breve, fácil, para economizar tiempo.

Desde hace tiempo, estudiando documentos de la Era de Trujillo, me ha sorprendido como la firma del dictador fue cambiando a través de los años, a medida que iba tomando más poder y su megalomanía se acrecentaba. Aunque tenía que firmar muchas veces, su firma era cada vez más larga y complicada, lo que le tomaba tiempo. Con la ayuda de la grafología, la ciencia que estudia la caligrafía de quien escribe para así analizar su personalidad, podemos llegar a interesantes conclusiones sobre el dictador dominicano.

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