La campaña política

La campaña política

Ya he perdido la cuenta de cuantos meses o años, llevamos soportando una campaña política que nunca termina.  Primero sufrimos la congresional  y municipal, que le dio la oportunidad a legisladores, alcaldes, etc.  de disfrutar durante seis años de los privilegios de sus posiciones.  Campaña que coincidió con la interna de los principales partidos, en donde los candidatos buscaban ser los seleccionados para optar por la Presidencia de la República.

En estos momentos, esas posiciones están definidas, y los candidatos hace mucho tiempo que iniciaron sus actividades proselitistas,  pese a que la Junta Central Electoral, solo el pasado 15 de febrero fue que abrió oficialmente la campaña.

Las elecciones se celebrarán el próximo mes de mayo, y la ciudadanía está hastiada de ver y oír a los candidatos repetirse como papagayos, y buena parte de ella agotada por las solicitudes de dinero.  Existe un  menú de actividades que cubre las “tres calientes”, desayunos desde RD$100.000.00, almuerzos de RD$200,000.00 en adelante, y cenas con un costo  que le paralizan la digestión a cualquiera.

Los aspirantes parecen tener un estómago de hierro, y una resistencia física que envidiarían más de un atleta, pues aguantar esa tanda de comidas, entrevistas y recorridos no es tarea fácil.

En lo que se refiere a la publicidad utilizada para promover a los candidatos, vemos que los estrategas quieren convertir en filósofo  a uno cuya fortaleza radica en su conexión con las masas, y en populista, a quien lo que mejor se le da, es el análisis mesurado de los problemas que sufre el país.

Por otro lado, notamos que la saturación visual y auditiva, alcanza niveles de derroche irracional de los recursos, llegando al extremo de perjudicar más que favorecer al candidato que más suena y aparece.

En países más civilizados y organizados que nosotros, las campañas políticas, están seriamente reguladas tanto en cuanto a tiempo de duración, como a utilización de recursos y uso de espacios en medio de comunicación.

Lo que se busca en esos lugares es una mayor equidad entre los participantes, control en la recepción y utilización de recursos públicos y privados, limitar el tiempo dedicado a eventos que puedan afectar a los ciudadanos, y tratar de evitar campañas insultantes y carentes de contenido.

Recordemos, que el Presidente Lula fue multado por el Tribunal Electoral de Brasil, porque antes de lo permitido manifestó su apoyo a quien hoy es presidenta de esa nación.

Aquí en la República Dominicana tenemos durmiendo el sueño eterno en el Congreso, un Proyecto de Ley de Partidos, que a ningún partido le interesa aprobar, pues establece mecanismos de control que al parecer no les conviene.

Durante un buen número de años, los dominicanos nos hemos caracterizado por votar de manera masiva y ordenada, sin embargo las autoridades encargadas de controlar e informar el resultado de las elecciones, no siempre han sabido  retribuir ese comportamiento cívico de nuestros ciudadanos.

Queremos que en esta ocasión las informaciones fluyan con rapidez y de manera confiable, y que la Junta juegue su papel de forma imparcial y profesional.

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