El trío Los Condes de vocalistas puertorriqueños tuvo su primer gran éxito alrededor de los años 60 interpretando la canción Querube, de la autoría del prolífico compositor de la Isla del Encanto, el insigne Pedro Flores. Estos son considerados de las más exitosas agrupaciones de su clase en la historia de la música popular de Puerto Rico. En mi adolescencia temprana estaban de moda los tríos, eran parte de la música que oíamos en los años juveniles y que aun continúo disfrutando, pues, a mi juicio, mucha de la «música» actual debería llamarse «basura pestilente».
Hace unos días, disfrutando de un exquisito vino tinto, escuchaba a los Condes y oí una canción que no conocía de su repertorio titulada:»Amor Trágico» y de inmediato pensé en los feminicidas y la quiero compartir con mis amables lectores:»Me da miedo quererte, es mi amor tan violento que yo mismo me asusto de mi modo de amar. /De tal forma me espanta, mi propio pensamiento que hay veces que no quiero dormir por no soñar. / No sé lo que me pasa, pero hay veces que siento unos irresistibles deseos de matar, respiro pura sangre y luego me arrepiento, y me entran unas ganas inmensas de llorar. /Ah, sI en estos momentos pudiera contemplarte dormida entre mis brazos, si pudiera besarte, como nunca hombre alguno a otra mujer besó, luego rodear tu cuello con un cordón de seda, apretar bien el nudo para que nadie pueda jamás poner los labios donde los puse yo, para que nadie pueda jamás poner los labios donde los puse yo (…)»
Si analizamos la canción en detalle, esta nos describe la personalidad de ese apocado y cobarde personaje que es capaz de cometer la atrocidad de maltrato femenino y muerte. La conducta de los seres vivos no es solo una fuerza propulsora importante en el desarrollo individual y filogenético, sino que es siempre también una consecuencia de ese mismo desarrollo. En los organismos superiores como los vertebrados, la información almacenada en los genes determina el desarrollo del cerebro. Este órgano de gobierno central está dotado de programas de conductas que, en parte son congénitos, y en parte adquiridos. Los programas congénitos vienen determinados por los genes, en tanto que los adquiridos contienen informaciones adicionales acumuladas por el individuo en el trascurso de su vida. Esto fue lo que el prominente biólogo evolucionista Ernest Mayr llamó en el 1974 «programas abiertos».
El precisar de manera categórica qué determina esa conducta bizarra y criminal tiene mil vertientes, por ejemplo, autores a los que me les adhiero tratan de diseñar una ética universal desde las neurociencias, la psicología evolutiva y la sociobiología, es decir, recurrir a sus métodos científicos y empíricos. Una de las grandes dificultades de la neuro-ética es que existen una infinidad de trabajos valorando esa conducta antisocial. La escuela española categoriza estos personajes feminicidas en 4 grandes categorías:1-los enfermemos mentales, estos personajes aparentemente sin rasgos de peligrosidad hacia sus parejas, no son violentos ni abusa de ella, pero eventualmente presenta sintomatología psicótica; 2- antisociales y violentos, son maltratadores y abusadores, con rasgos delictivos y abuso de sustancias; 3- normalizados o no patológicos, sin historia delictiva, puede presentar rasgos de alteración de la personalidad y problemas de apego, estos abusan más psíquicamente; y el 4- son los mixtos, que a mi modo de ver son los que más participan de los crímenes, pues tienen atributos de los tres anteriores. Si analizamos el personaje de la canción, noten ustedes que: rasgos de máximo egoísmo, depresión, inestabilidad emocional, premeditación y conducta impulsiva están presentes. Eduquemos, fomentemos una conducta de convivencia más sana, no machista, promovamos un nuevo hombre dominicano, más respetuoso, decente y comprensivo, menos violento y menos despótico. ¡La responsabilidad ante el dantesco drama de los feminicidios nos corresponde a todos!