LA CAPACITACIÓN DOCENTE
Muchas expectativas y pocos cambios

LA CAPACITACIÓN DOCENTE <BR>Muchas expectativas y pocos cambios

POR MIRIAM DÍAZ SANTANA
En todas las reformas educativas se ha asignado un papel fundamental a la calidad de la formación de los docentes, en reconocimiento de que éstos son los líderes del proceso enseñanza- aprendizaje y les corresponde, por tanto, ser ejemplo de sabiduría, valores y conductas correctas.

Fueron muchos los debates que se produjeron en el proceso de diseño del Plan Decenal, sobre cómo afrontar la realidad indiscutible de que la profesión docente se había deteriorado a niveles insostenibles para cualquier país que se propusiera esfuerzos serios para mejorar la educación. Se pusieron en práctica entonces las siguientes políticas dirigidas a elevar la calidad de los docentes:

• Conversión de las escuelas normales en institutos de formación superior.

• Formación masiva y acelerada de maestros, en coordinación con las universidades del país.

• Formación de postgrado para el personal directivo y técnico del sistema público.

• Diseño de nuevos currículos para la formación de los maestros, especialmente del nivel básico.

• Establecimiento de la licenciatura como requisito de entrada a la profesión.

• Creación del escalafón magisterial.

Algunas de estas condiciones se han cumplido a través de proyectos financiados por el BID y el Banco Mundial. El resultado es que se ha elevado la cantidad de maestros con títulos correspondientes al nivel en que trabajan, pero todavía estamos muy lejos de cumplir con la meta de que todos los maestros sean profesionales, sencillamente porque, aún después de iniciado el proceso, han entrado al sistema miles de personas que no reúnen las condiciones y que luego hay que formar y capacitar.

El documento Situación de la Educación Dominicana, publicado por la Secretaría de Educación en el 2003, establece que el 68.5% de los maestros del nivel básico no alcanza el grado de licenciatura que requiere ese nivel. En el nivel medio la proporción sobrepasa el 40% y en educación técnica más del 30% no alcanza el grado académico requerido.

Las metas de titulación no se cumplirán mientras sigan entrando al sistema educativo público personas sin el nivel académico correspondiente. Esto se produce por dos razones fundamentales: la primera, porque el sistema educativo público es un centro de empleo que los dirigentes políticos utilizan cada cuatro años para colocar a activistas de sus partidos y tendencias y segundo, porque el sueldo que ofrece la educación pública, sobre todo en el nivel básico, no es atractivo para profesionales graduados y experimentados.

A pesar de los esfuerzos de capacitación y formación desarrollados, todo el mundo reconoce, incluyendo a las actuales y pasadas autoridades educativas, que los resultados educativos promedio son muy malos y que una proporción alta de los maestros no dominan los contenidos ni las metodologías de las materias que imparten.

El documento de la Secretaría de Educación, citando una investigación realizada por un grupo de investigadoras encabezado por Sheila Valera, señala que «Las investigaciones cualitativas sobre las prácticas educativas en las escuelas dominicanas confirman la percepción predominante de que son tenues y limitados los cambios operados en las prácticas pedagógicas de los maestros y maestras de la educación básica.»

El mismo documento agrega que el sistema de formación docente «carece de consistencia y de rigurosidad científica. Los currículos de las instituciones universitarias muestran escasa pertinencia y articulación con los lineamientos del currículo vigente en los distintos niveles educativos. En su desarrollo le prestan poca o ninguna atención a la profundización en las ciencias básicas y al eje investigación-sistematización-evaluación.

Abundan evidencias de que los esfuerzos de formación y capacitación docente que se han desarrollado en los últimos diez años y que han consumido considerables recursos, «no han impactado los aprendizajes de las y los estudiantes». El documento citado señala entre las principales explicaciones a este desperdicio, las siguientes:

• Los planes de estudio de las universidades no lograron superar los problemas de fragmentación, sobrecarga y academicismo tradicional que se desarrollan en la formación inicial y en servicio.

• Se sobrecargaron los currículos para completar la formación deficiente inicial.

• Los planes de estudio se diseñaron sobre bases teóricas e ideales, sin referencia a los contextos reales en los que se desenvuelven los y las docentes.

• El carácter masivo no permitió una articulación con la práctica docente.

• Los planes carecen de perspectiva investigativa.

• El cuerpo de formadores y formadoras de las universidades no dispone de tiempo y a veces tampoco de formación para el diseño y ejecución de programas innovadores.

• No existe un sistema de supervisión y acompañamiento eficiente y articulado.

• No existen políticas definidas de reclutamiento y selección para que la SEE pueda captar el personal adecuado.

Estas conclusiones cuestionan muy seriamente el trabajo realizado por las universidades y deberían conducir a un replanteamiento muy profundo para asegurar que se van a corregir las deficiencias y vicios identificados. Actualmente hay en el sistema de educación superior más de 55 mil estudiantes de educación, cifra que parece muy positiva pero que al mismo tiempo llama a preocupación, por la tendencia al mucho bulto y poco contenido.

La Secretaría de Educación cuenta además con su propio Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña y con el Instituto Nacional de Formación y Capacitación Docente-INAFOCAM- órgano llamado a diseñar las políticas y programas de formación y capacitación docente y supervisar los resultados.

La percepción generalizada es que los mejores maestros son los que se forman en el Instituto Salomé Ureña, el cual agrupa a las antiguas escuelas normales. Allí los aspirantes a maestros son sometidos primero a evaluaciones de entrada para garantizar ciertos niveles de calidad, trabajan tiempo completo, incluyendo alimentación, es decir, durante cuatro años tienen que dedicarse totalmente a sus estudios y, en algunas de estas escuelas incluso cuentan con internados y condiciones ambientales excelentes.

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